El aumento de clorofila en el Mar Menor amenaza con provocar una nueva crisis por falta de oxígeno

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El Mar Menor no consigue remontar. Los últimos datos oficiales de control de los parámetros físico-químicos tomados el 1 de abril ofrecen una imagen desalentadora con la clorofila en 4,12 microgramos por litro, 13 veces más que en 2019 en las mismas fechas, y una transparencia de 1,20 metros cuando el año pasado alcanzaba los 4,66. La clorofila, que revela la existencia de una gran cantidad de fitoplancton y otras algas, no deja pasar la luz. Estos datos hacen temer que se pueda producir un nuevo episodio de anoxia (falta de oxígeno), cuando todavía la zona no se ha recuperado del mazazo que supuso ver a miles de peces y crustáceos asfixiándose en las orillas de las playas el 12 de octubre pasado.

“La laguna está en muy mal estado, porque no se ha hecho nada, todo sigue igual”, explica Juan Manuel Ruiz, científico del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y especialista en el Mar Menor. Se parte de un ecosistema que ha perdido el equilibrio y que está sometido a fluctuaciones debido a fenómenos naturales como las dana (depresión atmosférica en niveles altos) que amplifican su mala situación. “El año pasado la clorofila comenzó a subir de forma lineal, y el 29 de octubre, después de la segunda dana llegó a 38,5 microgramos por litro. Una barbaridad”, explica Ruiz. Si este año sigue la misma pauta, “tendremos unos valores muy elevados y como es un mar degradado, es más vulnerable a que se puedan repetir episodios de sopa verde”.

Pero también puede ocurrir que la transparencia aumente si bajan los niveles de clorofila. “Es un sistema muy complejo en el que interviene la temperatura, la cantidad de luz, las fluctuaciones del nivel del mar, el intercambio de agua con el Mediterráneo…, por eso es muy complicado decir lo que va a ocurrir”, comenta. Aunque se produzca esa situación, Ruiz advierte que el Mar Menor seguirá estando igual de mal. “En 2018 los políticos hicieron creer que se estaba recuperando porque había más transparencia, pero luego se comprobó que no era verdad, porque los nutrientes continúan llegando al Mar Menor y eso es una bomba de relojería”, explica.

Pedro García de la asociación ecologista ANSE asegura que “la situación es peor que nunca, al menos en estas fechas, porque por parte de las administraciones no se ha llevado a cabo ninguna medida”.

Un último estudio del Ministerio indica que durante el año hidrológico 2018/2019 se vertieron al Mar Menor 1.575 toneladas de nitratos, con un promedio diario de 411 kilos. Estos, sumados a los que ya contenía la laguna, desencadenaron el dantesco episodio con peces y crustáceos muertos. Como consecuencia, “una superficie superior a 9.000 hectáreas —el mar Menor ocupa 17.000 hectáreas— del fondo de la laguna quedó devastada”, calculan los investigadores del IEO. Los nitratos proceden, sobre todo, de los abonos de los cultivos de regadío que se han multiplicado en la zona del Campo de Cartagena (la cuenca que vierte al Mar Menor). Estas sustancias son el combustible del proceso eutrófico: su aumento hace que crezca el fitoplancton, lo que, a su vez, conduce a falta de oxígeno.

La contaminación por nitratos ha afectado a las aguas subterráneas del acuífero del Cuaternario que descarga en el Mar Menor. “Sus niveles están tan altos, que hay en campos por donde el agua aflora y que están lejos, a unos tres o cinco kilómetros del mar. Tan lleno probablemente no haya estado nunca y está descargando tanto de forma subterránea como por superficie y lleva nitratos”, sostiene José Luis García Aristegui, científico del Instituto Geológico Minero de España (IGME) y especialista en el acuífero. La solución, en su opinión, es sacar agua del acuífero para deprimir sus niveles, un agua que habría que desnitrificar para echarlo al mar o volverlo a utilizar en regadío. “No para que haya más agricultura de regadío”, acota. “Y eso no va a ser a corto plazo”.

Antonio Luengo, consejero de Medio Ambiente de Murcia, subrayó este martes en una rueda de prensa que los datos y las advertencias de los científicos del consejo asesor del Mar Menor “nos pone a todos en alarma” y culpó a la dana de la situación actual. Pidió al Ministerio para la Transición Ecológica que ponga en marcha las actuaciones del plan de vertido cero encaminadas a disminuir el acuífero y evitar que entre agua al Mar Menor desde las ramblas. También negó que exista en la actualidad una mayor actividad agrícola para garantizar el abastecimiento por la crisis sanitaria del coronavirus que pudiera estar afectando de forma negativa a la laguna.

El ministerio, por su parte, aprobó la semana pasada una resolución en la que recomienda al Gobierno murciano la ampliación de la franja libre de fertilizantes hasta los 1.500 metros. Ahora se encuentra en 500 metros. También recuerda que la máxima cantidad de aporte de nitrógeno por hectárea y año, con las superficies de riego actuales y compatible con la recuperación de la masa de agua subterránea del Campo de Cartagena, no debe exceder de 170 kilos por hectárea y año.

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