En 1989, un peluquero de Alabama llamado Philip McCrory tuvo una idea. Si la gente usaba shampoo para quitar la grasa de su pelo, ¿podría funcionar a la inversa? McCrory estaba viendo la cobertura del derrame de petróleo en Alaska (Exxon Valdez) y notó que una nutria cubierta de petróleo podía atrapar el petróleo derramado. Se preguntó: “¿por qué no usar el pelo humano para limpiar los océanos?”
El pelo como filtro para limpiar los océanos
El pelo humano y el de los perros es hidrofóbico (repele el agua) y oleofílico (absorbe aceites), características aprovechadas en la industria cosmética.
McCrory probó en su casa con 2,5 kilos de pelo de su peluquería, que puso dentro de una media formando una “salchicha”. Al tirarla en una pileta con aceite de motor, logró atrapar la mayor parte del aceite.
McCrory llevó su idea a un centro de investigación de la NASA en Marshall, donde los científicos confirmaron que el pelo puede absorber hasta 8 kg de petróleo por cada kilo de pelo. Desde entonces, se ha usado en varias ocasiones, como en Filipinas en 2006 y en la isla Mauricio en 2020, tras un choque entre barcos.
Impacto ambiental y soluciones
El derrame de petróleo es una de las principales causas de contaminación ambiental en los océanos, afectando la biodiversidad marina, las costas y la economía pesquera.
Organizaciones reciben donaciones de pelo, llamado “pelo verde”, de peluquerías, mascotas y granjas para reciclar las fibras. Con el pelo, producen cilindros, placas y dispositivos que absorben los derrames de petróleo y protegen el ambiente y la biodiversidad marina.
Aunque la donación de pelo es una solución curiosa y útil, la mayor responsabilidad sigue siendo de las empresas petroleras y los Estados, que deben regular el extractivismo en los océanos para prevenir derrames y proteger el medio ambiente.
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