Un equipo de investigación del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) de la Universidad de Cádiz (UCA) descubrió que el cambio climático y las alteraciones en las interacciones entre plantas y animales están modificando los ciclos de carbono en los ecosistemas marinos. Estos cambios no solo afectan la biodiversidad marina, sino que también comprometen la capacidad de las praderas marinas para actuar como sumideros de carbono.
El estudio, centrado en una pradera de Cymodocea nodosa en la bahía de Cádiz, fue financiado por varios proyectos nacionales y regionales, incluyendo iniciativas de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía, y del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Las praderas marinas, reconocidas como los principales sumideros de carbono del planeta, son fundamentales para proteger los ecosistemas costeros. Sin embargo, la actividad humana está provocando un enriquecimiento excesivo de nutrientes, como nitrógeno y fósforo, provenientes de fertilizantes, aguas residuales y otras fuentes contaminantes. Este fenómeno genera un sobrecrecimiento de algas, toxicidad por amonio, alteración de las comunidades biológicas y descomposición acelerada de materia orgánica, alterando profundamente la dinámica de estos ecosistemas.
En un artículo publicado en Marine Pollution Bulletin, titulado Nutrient enrichment and herbivory alter carbon balance in temperate seagrass communities, los investigadores destacan que el exceso de nutrientes y la presión de herbívoros afectan tanto la producción de carbono como las estructuras físicas y la biodiversidad de las comunidades marinas. Estas alteraciones, junto con la erosión de sedimentos, comprometen la capacidad de las praderas marinas para proteger las costas y capturar carbono.
Respuestas estacionales y consecuencias ecológicas
El comportamiento de las praderas marinas frente al enriquecimiento de nutrientes varía según la temporada. En invierno, las bajas temperaturas y la falta de luz convierten a estos ecosistemas en consumidores netos de carbono, mientras que en verano, el aumento de luz y calor impulsa el crecimiento de plantas y organismos fotosintéticos, aumentando el flujo de carbono hacia el agua. Sin embargo, el estrés causado por los herbívoros y el exceso de nutrientes puede reducir la producción de carbono y desestabilizar los sedimentos, lo que resulta en la liberación de carbono almacenado.
La especie estudiada, Cymodocea nodosa, destaca por su capacidad de adaptación y rápido crecimiento, convirtiéndose en un modelo clave para entender cómo las plantas marinas responden al estrés ambiental. Los resultados destacan cómo las interacciones entre el enriquecimiento de nutrientes y el consumo por herbívoros no solo amenazan la resiliencia de las praderas marinas, sino que, además, amplifican los efectos del cambio climático en las zonas costeras.
Hacia una gestión sostenible del carbono azul
Este trabajo destaca la necesidad de continuar investigando cómo factores estacionales y climáticos, como la temperatura y la luz, interactúan con estos estresores. Asimismo, se plantean estudios a largo plazo para evaluar los impactos en la biodiversidad y los ciclos globales de carbono, lo que podría guiar estrategias para la gestión sostenible de estos ecosistemas.
La investigación, financiada por la Consejería de Universidad e Innovación, refuerza la importancia de proteger las praderas marinas frente al cambio climático para mantener su papel esencial en la captura de carbono y la conservación de la biodiversidad costera.
¿Qué son las praderas marinas y cuál es su función?
Las praderas marinas son ecosistemas submarinos formados por plantas angiospermas que crecen en aguas poco profundas y que tienen muchas funciones importantes:
Filtran el agua
Las praderas marinas filtran el agua, eliminando patógenos, bacterias y contaminación.
Producen oxígeno
La fotosíntesis de las praderas marinas produce grandes cantidades de oxígeno disuelto.
Protegen las costas
Las praderas marinas reducen el impacto de las olas y la erosión costera.
Son un hábitat para muchas especies
Las praderas marinas son un lugar de crianza, refugio y alimentación para muchas especies de peces, invertebrados, tortugas y otros animales.
Contribuyen a la seguridad alimentaria
Las praderas marinas son un hábitat de cría para más del 20% de las mayores regiones pesqueras del mundo.
Contribuyen a la mitigación del cambio climático
Las praderas marinas son un ecosistema de carbono azul, ya que secuestran carbono y lo entierran en el océano.
Las praderas marinas se encuentran en todos los océanos del mundo, excepto en la Antártida. Se desarrollan en fondos arenosos, fangosos o areno-fangosos y en zonas de poca profundidad.
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