La lamprea argentina, popularmente conocida como “vampiro del agua”, se caracteriza por una boca circular provista de dientes muy fuertes, un pistón lingual que tiene como unos colmillos que usa para adherirse a sus presas (peces o mamíferos marinos), perfora el tejido y chupa la sangre -su saliva además, tiene un anticoagulante y un anestésico-. Mide hasta 60 centímetros de largo y 3 de diámetro en forma de tubo.
“La lamprea que se encuentra en el río Santa Cruz no pertenece a la especie Geotria australis presente en Nueva Zelanda, Australia, Tasmania, Chile, como se creía hasta ahora, sino que es Geotria macrostomus, la especie endémica de la Argentina”, indicó Carla Riva Rossi, del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (Ideaus-Conicet) a cargo del monitoreo científico.
Según los antecedentes, “en 1867, Carlos Germán Burmeister, naturalista alemán a cargo de la dirección del Museo de Historia Natural, describe la primera lamprea capturada en nuestro país, pero la coloca en otra especie“.
“Esto es muy interesante. Fue encontrada en una calle de Buenos Aires, que en ese momento no estaba canalizada, sino que había arroyos y chorrillos que la gente cruzaba a caballo y habrá venido adherido a la pata de un caballo”, explicó Riva Rossi.
En 1893, el naturalista Carlos Berg, con más información internacional, fue quien la clasificó como Geotria macrostomus. Más tarde, el naturalista Ramón Lista desde la Patagonia, envía ejemplares capturados en el Lago Argentino, y se comprueba que eran idénticos a las que estaban en el río de la Plata.
Otras investigaciones -en 1915 y 1929- clasifican a la especie como Geotria australis, lo que es revalidado en 1950 y “quedamos para la historia con esa clasificación”, dijo Riva Rossi.
“Después de estudiar todas las descripciones morfológicas realizadas a lo largo de la historia, encontramos que Carlos Berg tenía razón, y con nuestra investigación revalidamos a Geotria macrostomus, por eso decimos que fue la resurrección de la Geotria macrostomus de la lamprea argentina”, destacó la científica.
Riva Rossi – que desde 1998 estudia peces en el río Santa Cruz-, Pamela Quiroga (Ideaus-Conicet ) y los técnicos Fabián Quiroga, Néstor Ortiz, Ricardo Vera y Julio Rúa del CCT-Cenpat Conicet, todos de Puerto Madryn, provincia del Chubut, convocada por Ieasa (Integración Energética Argentina Sociedad Anónima), realizan esta investigación que tiene como objetivo estudiar los impactos reales de las presas y las posibles medidas de mitigación, que están actualmente en estudio con este resultado.
“Para estudiar la genética de la especie, colectamos lampreas del río Santa Cruz, del río Chubut y río Negro, hicimos ADN mitocondrial, uno de los marcadores genéticos más conservados, más robustos para determinar especies, y vimos que la genética era completamente diferente a la de Geotria australis de Chile, Australia, Nueva Zelanda y Tasmania”, concluyó Riva Rossi.