Encuentran los primeros reptiles planeadores de la Tierra

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Los investigadores del Museo Nacional de Historia Natural de Francia describieron al animal como el primer reptil volador del mundo. El pequeño Coelurosauravus elivensis, con forma de dragón, utilizaba un par de finas membranas que se extendían desde su torso hasta sus extremidades delanteras y que formaban una estructura similar a la de las alas para planear desde un árbol hacia el otro.

Desde que se descubrieron los primeros fósiles de este animal en 1907, los paleontólogos han tratado de entender cómo esta especie, que mide unos 10 centímetros de largo, evolucionó para deslizarse por su hábitat boscoso en el período pérmico tardío (hace entre 260 y 252 millones de años). Ahora los investigadores creen haber resuelto el misterio, utilizando pistas sobre las copas de los árboles en el antiguo ecosistema de este reptil único.

“La imagen resultante es la de un bosque en el que los árboles están lo suficientemente juntos como para que las copas se superpongan. Esto permitía a los animales moverse por los árboles sin tener que bajar al suelo, donde estaban los depredadores”, explicó el autor principal del estudio, Valentin Buffa, paleontólogo del Centro de Investigación Paleontológica y del Museo Nacional de Historia Natural de Francia, al agregar que con el tiempo esto podría haber impulsado la evolución de las adaptaciones al planeo.

Además los científicos descubrieron cómo se movía el reptil reconstruyendo su esqueleto, utilizando fósiles de tres individuos recogidos a lo largo de los años en diversos lugares. El más completo de ellos, un esqueleto de Madagascar, fue “suficiente para reconstruir casi todo el esqueleto [alrededor del 90%] de esta especie”, añadió Buffa.

En el nuevo estudio publicado en Journal of Vertebrate Paleontology, los autores sugirieron que lo más probable es que las estructuras en forma de ala estuvieran situadas en la parte inferior del torso, extendiéndose desde el estómago —los huesos de la piel situados entre el esternón y la pelvis— o desde los músculos del torso. Los científicos lo determinaron basándose en la posición de los huesos, ya que no se conservaron tejidos blandos endoteliales en ninguna de las muestras.

Los científicos también compararon la ubicación propuesta de las membranas de C. elivensis con las de los lagartos contemporáneos Draco.

“Basándonos en el comportamiento conocido de Draco, sugerimos que C. elivensis era capaz de flexionar sus muñecas hacia atrás y entrelazar las garras de sus dedos entre las escamas de la parte superior del ala”, explicó Buffa.

“Esto probablemente le permitía extender el ala y mantenerla abierta incluso a mayor velocidad, así como proporcionar cierto grado de [flexibilidad] al mover ligeramente las extremidades”, indicó.

La longitud y la curvatura de las patagiales permiten reconstruir un ala muy ancha en C. elivensis, añadió, al detallar que esto habría generado mucha sustentación mientras estaba en el aire, “lo que probablemente le permitió planear una distancia significativa”.

Los investigadores describieron a este animal como el primer reptil volador del mundo.

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