Este nuevo dinosaurio troodóntido (Troodontidae), que vivió hace 66 millones de años al final del período Cretácico bautizado como Tamarro insperatus, vivió en lo que se conoce como la isla Ibero-Armórica durante la última edad maastrichtiana del período Cretácico, unos 200.000 años antes de la extinción masiva del Cretácico final.
“Durante el último Cretácico (hace 77-66 millones de años) en el período previo a la extinción masiva del Cretácico final, Europa era una serie de islas pobladas por comunidades diversas y distintivas de dinosaurios y otros vertebrados”, comenta Albert Sellés, paleontólogo del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafon de la Universitat Autònoma de Barcelona y del Museu de la Conca Dellà.
“Muchos de estos animales exhibieron características peculiares que pueden haber sido generadas por la falta de espacio y recursos en sus hábitats insulares”. Estos dinosaurios terópodos, con gran parecido a nuestras aves actuales, habría contado con ejemplares del tamaño de un kiwi (de menos de 1 kg) hasta especies del tamaño de un ñandú (de cerca de 50 kgs de peso).
“La presencia de troodóntidos en Europa ha sido debatida durante mucho tiempo, principalmente porque su registro se basaba íntegramente en dientes aislados, hasta ahora”, aclaran los investigadores en su estudio publicado en la revista Scientific Reports. “La evidencia de troodóntidos más antigua de Europa se remonta a la era del Cenomaniano temprano (hace 100-94 millones de años) y se basa en el descubrimiento de un diente aislado en el oeste de Francia”.
Se trata de uno de los últimos dinosaurios que vivió en los Pirineos. Estaba cubierto de plumas, contaba con alas de tamaño pequeño o mediano y una larga cola que probablemente les ayudaría como timón para dirigir el vuelo, aunque más que voladores habrían sido planeadores.
“El descubrimiento de Tamarro insperatus en los últimos depósitos maastrichtianos del sur de los Pirineos representa la primera evidencia ósea inequívoca de este grupo de terópodos no aviares de pequeño tamaño en Europa, y confirma la presencia de troodóntidos en el conjunto de fauna terópoda de ese continente”.
El hueso aislado de Tamarro insperatus de 66 millones de años fue descubierto en septiembre de 2003 por un equipo de paleontólogos del Museu de la Conca Dellà en el sitio de Sant Romà d’Abella en Cataluña, España. “Su combinación única de caracteres anatómicos permite su identificación como una nueva especie”, dijeron los expertos.
“Además, su histología muestra un patrón de crecimiento en el que creció rápidamente en la ontogenia temprana, pero alcanzó el tamaño subadulto rápidamente”. Este dinosaurio carnívoro debió medir entre 1,5 y 2 metros de largo y pesaría unos 20 kilogramos.
Su alimentación se habría basado en pequeños animales o incluso de carroña, con un patrón de alimentación muy parecido a otros dinosaurios carnívoros de similar tamaño, tal y como hacen las águilas o los halcones, agarrando la carne y arrancándola con fuerza tirando de ella. Según los autores, Tamarro insperatus apareció dentro del recambio faunístico de la isla ibero-Armórica a principios de la era maastrichtiana, lo que ayuda a definir los orígenes y tiempos de las olas migratorias que trajeron a los recién llegados al archipiélago europeo.
“Presumimos que pudo haber emigrado desde Asia para llegar a la isla ibero-Armórica a más tardar en el Cenomaniano o durante los eventos de dispersión de Maastrichtian”, concluyen.