Los científicos están preocupados con el ocelote albino encontrado en Colombia

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Mientras para muchos no pasó de un hecho curioso, el hallazgo en Antioquia del que podría ser el primer ocelote albino en el mundo, preocupó a los investigadores del departamento. Biólogas explican que el albinismo es una mutación genética rara que podría ser reflejo de las distintas amenazas que enfrentan estos felinos en la región.

Desde hace algunos días, es posible que se haya cruzado en medios de comunicación o redes sociales con la noticia de que el primer ocelote albino que se ha registrado hasta el momento en el mundo, fue encontrado en Colombia. Se trata, como dio a conocer la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia (Corantioquia) tras obtener los resultados de un par de análisis genéticos, de una hembra silvestre que pertenece a la especie Leopardus pardalis.

Sin embargo, contrario al tono positivo que han tenido algunos registros noticiosos, para los biólogos de la autoridad ambiental, haber identificado a esta hembra ocelote albina solo enciende las alarmas por esta y otras especies de felinos que habitan el nordeste antioqueño. Precisamente allí, hace un año, pobladores del cañón de El Mata, en la zona rural de Amalfi, hicieron la entrega voluntaria del cachorro silvestre albino.

Catalina Díaz, bióloga que hace parte del convenio para el manejo de fauna silvestre entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Corantioquia y la Universidad CES, recuerda que cuando el animal fue rescatado, una característica llamó la atención de los profesionales: el pelaje completamente blanco que es inusual en los felinos. Pero las pésimas condiciones de salud en las que fue hallado el animal, relegaron la tarea de determinar la especie a la que pertenecía. Lo más importante, en aquellos días, era estabilizarla.

Tras 11 días en cuidados intensivos y unos más en recuperación, el individuo fue entregado al Parque de la Conservación el 23 de diciembre de 2021. En esta entidad, que tiene más de 80 años de experiencia en el manejo de fauna, le diseñaron un recinto especial, pues confirmaron que el animal era totalmente ciego. Para entonces, con un mejor estado de salud, los biólogos de las distintas entidades empezaron a sospechar que podría tratarse de una hembra de ocelote. Para confirmarlo, dice Díaz, debían llevar a cabo unas pruebas genéticas.

Precisamente el resultado de esas pruebas, realizadas por el Laboratorio de Genética Animal de la Universidad de Antioquia y el Laboratorio de Identificación Genética Forense de Especies Silvestres de la DIJIN de la Policía Nacional, arrojaron que se trataba de un ocelote, el tercer felino más grande del país, después del jaguar y el puma.

Generalmente, como se lee en ‘Los felinos de Colombia’, libro publicado por el Instituto Humboldt en 2012, los ocelotes tienen “piel es amarilla con puntos y rosetas negras, su vientre es blanco. En el cuello las manchas conforman líneas negras longitudinales y diagonales”. Pero el ocelote entregado hace poco más de un año era totalmente blanco, por lo que los científicos determinaron que se trata de un animal albino, una mutación genética que impide la producción o distribución de melanina.

A esto, señala la bióloga Díaz, se le conoce como una mutación deletérea, es decir, que es negativa o mala para la supervivencia del individuo. Por eso el animal fue entregado al Parque de la Conservación y no fue devuelto a la vida silvestre. El color de su pelaje, su ceguera y otra serie de enfermedades que pueden surgir por su condición, le impedirían llevar una vida normal en los bosques que suele habitar.

¿Por qué les preocupa haber encontrado un ocelote albino?

Aunque los medios de comunicación y las redes sociales han centrado más su atención en el llamativo color del ocelote, a los biólogos les preocupa este caso de albinismo pues, como afirma Díaz, “estas mutaciones recesivas solo aparecen cuando la diversidad genética de una población ha bajado. Son muy raras y empiezan a aparecer cuando quedan poquitos individuos en la población, cuando es una población aislada o cuando no entran nuevos individuos”.

“¿Esto qué nos dice? —se pregunta Díaz— Que el sitio de donde viene este animal, la zona de Amalfi, todo ese cañón de El Mata, está teniendo una presión ecológica fuerte y tiene poblaciones de ocelotes, y de otras especies, que están en riesgo de extinguirse, porque quedan muy poquitos, porque la población está fragmentada”, responde a su pregunta la bióloga.

Ana Cristina Fernández, coordinadora del convenio entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y Corantioquia, expone que las principales presiones antrópicas, es decir, producidas por el hombre, que padecen los ocelotes y otros felinos de la región, son el tráfico ilegal y la destrucción de su hábitat, por fragmentación de los bosques o por deforestación.

Aunque el tráfico ilegal ha ido disminuyendo después de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, cuando tuvieron lugar ‘Las Tigrilladas’, tanto para Díaz como para Fernández, la fragmentación del bosque es una de las dinámicas que más ponen en riesgo a los felinos del nordeste antioqueño. Este proceso, que puede darse por la construcción de carreteras o casas y el establecimiento de potreros, aíslan los parches de bosques, lo que impide la movilidad de los ocelotes. “Eso hace que los individuos se estén cruzando entre parientes medianamente cercanos o muy cercanos, donde las poblaciones son muy pequeñitas. En esos casos aumenta la probabilidad de que características deletéreas como el albinismo aparezcan”.

Además de este primer caso de albinismo, Fernández está preocupada por otras dos razones. La primera, dice, es que afortunadamente esta hembra fue rescatada, “pero entonces qué está pasando con esas poblaciones o con las otras poblaciones de las otras especies que viven en este bosque. Probablemente, las otras especies también estén pasando por estos problemas de disminución de hábitat y tener que cruzarse entre parientes cercanos”. Es decir, el albinismo podría estarse manifestando en los pumas o jaguares que también habitan la zona.

La segunda razón que inquieta a Fernández, apunta a que la fragmentación del hábitat parece ser un problema en aumento en la región. Esto lo infiere por las solicitudes que les llegan de la ciudadanía por conflictos con felinos, las cuales se han incrementado en los últimos años. “Cada vez vemos más quejas. La gente dice que el puma se le comió un caballo, el jaguar se le comió una vaca, el tigrillo una gallina y eso nos está mostrando que los animales están quedándose sin recursos dentro del bosque y por eso les toca recurrir a otros recursos que no corresponden a su dieta natural y ahí es cuando van a buscar a la vaca, al caballo a la gallina, lo que tengan a la mano”.

La bióloga Díaz también está alarmada, pero por otra razón. Actualmente, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) tiene clasificado al ocelote como un animal de Preocupación Menor respecto a las amenazas que enfrenta a nivel global. Pero, para Díaz, este felino puede estar enfrentando un riesgo más grande. “Si se miran los relictos de poblaciones en la jurisdicción de Corantioquia donde hay tantas presiones ambientales, probablemente van a estar en más riesgo de extinguirse localmente”.

Lo que sigue en el corto plazo tras confirmar que se trataría del primer ocelote albino en el mundo, dice Díaz, es reenfocar el trabajo del convenio en la región. “Con el hallazgo de este animal, las estrategias se centran en educar a la población de por qué esto está pasando y que se apropien un poquito de su biodiversidad”, apunta Díaz. Para Fernández, coordinadora de dicho convenio, ese trabajo debe ir de la mano con concientizar a las personas de las ciudades también. “Aunque el efecto se ve allá en campo, en un pueblo alejado, en un sitio boscoso, eso está dado por las demandas que hacemos desde las ciudades”.

Más adelante, apuntan ambas biólogas, vienen trabajos académicos. En el primero, aclara Díaz, se pretende publicar en una revista académica el hallazgo de este animal. En el segundo, apunta Fernández, quieren hacer evaluaciones genéticas para saber con precisión cuál es la mutación que está generando el albinismo. De esa manera, concluye, pueden crearse planes más acordes para manejar la situación.

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