Después de estar “dormido” durante 40 años, un iceberg a la deriva y que tiene una superficie tres veces la ciudad de Nueva York. Se ha liberado de una enorme plataforma congelada en la Antártida. Con una superficie de unos 4.000 km², el iceberg A23a ha emergido a la superficie y ahora está a la deriva.
Los científicos están monitoreando su rumbo utilizando vigilancia desde el continente blanco, barcos, aviones y satélites para determinar si permanecerá en la zona o avanzará hacia el norte. Uno de los destinos más cercanos son las islas Georgias del Sur, aunque las corrientes marinas podrían llevarlo a atravesar la corriente circumpolar, donde sufrirá grandes cambios al llegar a aguas más cálidas.
Tres ciudades como Nueva York, congeladas y a la deriva
Este iceberg a la deriva, es gigantesco, se asemeja a una escena de “El día después de mañana” multiplicada por tres, sigue avanzando por el mar que circunda el continente antártico. En 2023, los primeros informes indicaron que se había liberado de una porción mucho mayor, un fenómeno atribuido al cambio climático.
Las temperaturas más altas están afectando al planeta de diversas maneras, creando desiertos en áreas de cultivo y derritiendo el hielo en los polos.
Se estima que la Antártida ha perdido casi el 20% de su superficie gélida en el último medio siglo, y este fenómeno sigue progresando, amenazando los depósitos naturales de agua dulce del planeta.
El iceberg A23a se desprendió de un lugar en la Antártida conocido como la Columna de Taylor, donde había estado atrapado durante al menos 40 años.
Las temperaturas cada vez más altas derritieron los pedazos que lo mantenían amarrado, provocando su desprendimiento y su circulación.
El futuro del iceberg
El iceberg está siendo monitoreado con todos los medios científicos disponibles y se dirige hacia las islas Georgias del Sur. Sin embargo, su itinerario real es incierto debido a factores como las corrientes marinas y el clima, que podrían mantener su tamaño o reducirlo gradualmente. Si continúa hacia el norte, más allá de las Georgias, por el Océano Atlántico, la temperatura hará que pierda su aspecto imponente, fragmentándose en subelementos hasta desaparecer.
Como un cubito de hielo en un vaso
Cuando un iceberg se derrite en el mar, ocurre lo mismo que con un cubito de hielo en un vaso: el volumen del agua no aumenta. Aunque el iceberg sea 20 veces superior a la ciudad de Buenos Aires, no puede hacer subir el nivel del mar. Sin embargo, el cambio climático está reduciendo las reservas de agua dulce, fundamentales para la vida en el planeta.
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