Una nueva investigación arroja nueva luz sobre un enigma que ha dejado perplejos a los paleontólogos. Los dinosaurios tenÃan una articulación en medio de sus mandÃbulas inferiores, llamada articulación intramandibular, que también está presente en los reptiles actuales. Investigaciones anteriores han sugerido que esta articulación era flexible, como lo es en las serpientes y los lagartos, lo que ayudaba a los dinosaurios carnÃvoros a mantener a sus presas en apuros en sus mandÃbulas.
Sin embargo, no estaba claro si las mandÃbulas eran flexibles en absoluto, o cómo podÃan ser lo suficientemente fuertes como para morder e ingerir hueso, algo que el tiranosaurio hacÃa regularmente, según las pruebas fósiles.
“Descubrimos que estas articulaciones probablemente no eran flexibles en absoluto, ya que los dinosaurios como el T. rex poseen huesos especializados que cruzan la articulación para dar rigidez a la mandÃbula inferior”, señala John Fortner, estudiante de doctorado en anatomÃa en la Universidad de Missouri y primer autor del estudio, que se ha presentado la reunión anual de la Asociación Americana de AnatomÃa durante la reunión de BiologÃa Experimental (EB) 2021.
Fortner y sus colegas utilizaron tomografÃas computarizadas de fósiles de dinosaurios y reptiles modernos para construir un modelo 3D detallado de la mandÃbula del T. rex.
A diferencia de los modelos anteriores, sus simulaciones incluyen hueso, tendones y músculos especializados que envuelven la parte posterior de la mandÃbula. “Estamos modelando las mandÃbulas de los dinosaurios de una manera que simplemente no se ha hecho antes –apunta Fortner–. Somos los primeros en generar un modelo 3D de una mandÃbula de dinosaurio que incorpora no sólo una articulación intramandibular, sino que también simula los tejidos blandos dentro y alrededor de la mandÃbula”.
Para determinar si la articulación intramandibular podÃa mantener la flexibilidad bajo las fuerzas necesarias para atravesar el hueso, el equipo realizó una serie de simulaciones para calcular las tensiones que se producirÃan en varios puntos dependiendo de dónde se articulase la mandÃbula.
Los resultados sugieren que el hueso que corre a lo largo del interior de la mandÃbula, llamado prearticular, actuó como un sumidero de tensión para contrarrestar la flexión en la articulación intramandibular, manteniendo la mandÃbula inferior rÃgida.
El equipo planea aplicar su enfoque de modelado a otras especies de dinosaurios para dilucidar aún más la mecánica de la mordida entre los dinosaurios, y tal vez, ayudar a los investigadores a entender mejor las criaturas de hoy, también.
“Dado que las mandÃbulas de los dinosaurios están construidas de forma muy parecida a la de los reptiles vivos, podemos utilizar la anatomÃa de los reptiles vivos para informar sobre cómo construimos nuestros modelos de mandÃbula –explica Fortner–. A su vez, los descubrimientos que hagamos sobre la mandÃbula del T. rex pueden aportar más claridad sobre la diversidad de la función de alimentación en reptiles actuales como los cocodrilos y las aves”.