Los abejorros son un grupo ingenioso: cuando el polen es escaso y las plantas cercanas al nido aún no están floreciendo, los trabajadores han desarrollado una forma de obligarlas a florecer. La investigación publicada el jueves en Science, muestra que los insectos perforan las hojas de las plantas, lo que hace que florezcan, en promedio, 30 dÃas antes de lo que lo harÃan de otra manera. TodavÃa no está claro cómo evolucionó la técnica y por qué las plantas responden a las picaduras de abejorros al florecer. Pero los investigadores dicen que el descubrimiento de un nuevo comportamiento en una criatura tan familiar es notable.
«Este es uno de esos estudios realmente raros que observa un fenómeno natural que no se habÃa documentado antes», dice John Mola, ecólogo del Centro de Ciencias Fort Collins del Servicio Geológico de EE. UU. En Colorado, que no participó en el estudio. El nuevo hallazgo «ofrece todo tipo de preguntas y explicaciones potenciales» sobre cuán extendido es el comportamiento y por qué ocurre, dice.
La coautora del estudio, Consuelo De Moraes, ecóloga quÃmica del Instituto Federal Suizo de TecnologÃa de Zurich (ETH Zurich), dice que ella y sus colegas estaban observando una especie de abejorro en un experimento de laboratorio no relacionado cuando notaron que los insectos dañaban las hojas de las plantas y me pregunto por qué. «Inicialmente querÃamos ver si estaban quitando el tejido o alimentándose de las plantas o llevando material de hoja al nido», dice ella. Y debido a que investigaciones anteriores habÃan demostrado que el estrés podÃa inducir a las plantas a florecer, De Moraes y sus colegas también se preguntaron si las abejas podrÃan estar creando flores a pedido.
Para averiguarlo, el equipo colocó abejorros privados de polen junto con plantas de tomate y mostaza en jaulas de malla. Las abejas pronto cortaron varios agujeros en las hojas de cada planta usando sus mandÃbulas y probóscides. Como prueba, los investigadores trataron de replicar el daño del abejorro en plantas adicionales con pinzas y una navaja de afeitar. Ambos conjuntos de plantas con hojas lesionadas florecieron más rápido, pero las pinchadas por las abejas florecieron semanas antes que las cortadas por los cientÃficos, lo que sugiere que los quÃmicos en la saliva de los insectos también pueden estar involucrados.
Luego, los investigadores se mudaron del laboratorio para ver si los abejorros continuarÃan dañando las plantas sin flores cerca de su nido, incluso si las plantas en flor estuvieran disponibles más lejos. Ellos lo hicieron asÃ. «Si tienen que buscar alimentos más lejos para encontrar flores, podrÃa tener sentido hacer este comportamiento dañino cerca del nido si eso ayuda a poner en lÃnea los recursos locales antes», dice el coautor del estudio Mark Mescher, también ecólogo quÃmico en ETH Zurich.
Los hallazgos sugieren que el comportamiento de las abejas es una adaptación que maximiza la eficiencia de búsqueda de polen, pero no confirman definitivamente esa hipótesis, dice Mescher Neal Williams, entomólogo de la Universidad de California, Davis, que no participó en el estudio, dice que la posibilidad es convincente y amerita más investigación. «Para que algo se defina realmente y se entienda claramente como adaptativo, nos gustarÃa poder decir que el comportamiento estaba evolucionando porque contribuyó con un beneficio relativo de aptitud fÃsica para la colonia», dice. En las abejas y otros organismos eusociales, una sola reina produce descendencia y los trabajadores son estériles, por lo que la selección natural opera en todo el nido.