“Somos la especie dominante, pero será la naturaleza quien decida cuánto podremos coexistir”

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La pandemia de Covid-19 deja más claro aún el mensaje de que la salud de los ecosistemas y la salud humana están totalmente interconectadas. Y, como dice la epidemióloga Christine K. Johnson, “somos la especie dominante en el planeta y hemos alterado los ecosistemas en beneficio propio durante siglos, pero, al final, será la naturaleza la que determine cuánto tiempo podremos coexistir.”

En esa misma línea, la directora ejecutiva de ONU Medio Ambiente, Inger Andersen, le pide a los Gobiernos que, una vez se solucione la crisis sanitaria global, los esfuerzos para reactivar la economía se dirijan hacia inversiones “más ecológicas, limpias y sostenibles porque, según Andersen, “la salud de las personas y la salud del planeta son una y la misma cosa, y ambas pueden prosperar en igual medida.”

Cualquier estrategia a largo plazo debe abordar y detener la pérdida de hábitats y el comercio ilegal

La directora ejecutiva del organismo ambiental de la ONU advirtió que “la actividad humana ha alterado casi el 75% de la superficie terrestre y esto ha hecho que la vida silvestre y la naturaleza tengan un espacio cada vez más pequeño del planeta”. Además, afirmó que “cualquier estrategia a largo plazo frente a las pandemias mundiales” tendrá que “abordar y detener la pérdida de hábitat y biodiversidad, además del comercio ilegal de vida silvestre y los mercados ilegales.”

Precisamente esto mismo le pidieron más de 200 organizaciones defensoras de la vida silvestre a la Organización Mundial de la Salud (OMS). En una carta enviada con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra cada año el 7 de abril, piden que la OMS haga una recomendación global para que todos los países prohiban de manera permanente los mercados donde se venden animales salvajes vivos, así como el uso de estos en medicina tradicional.

En la misiva, también piden que se apoyen iniciativas que puedan ofrecer fuente de proteína alternativas para aquellas comunidades que dependen de la fauna silvestre para su sustento, algo con lo que está de acuerdo la secretaria ejecutiva interina de la Convención de la ONU para la Diversidad Biológica, Elizabeth Maruma Mrema: “Hay comunidades, particularmente en zonas rurales de bajos ingresos, sobre todo en África, que dependen de los animales salvajes para el sustento de millones de personas (…) Así que, salvo que les demos alternativas, existe el peligro de que esto dé paso al comercio ilegal de animales silvestres que ya está haciendo que muchas especies estén al borde de la extinción”.

Según la secretaria general de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) “hay una gran diferencia entre el comercio legal y regulado de especies salvajes y el comercio no regulado e ilegal de estas. El comercio bien regulado y legal puede ayudar a asegurar la conservación de hábitats y evitar la conversión de tierras y la destrucción de ecosistemas que pueden conducir a zoonosis.”

La ONU lo tiene claro: dos tercios de las enfermedades e infecciones que estamos viendo y que cada vez son más comunes, provienen de los animales silvestres, así que la protección de estos y de sus hábitats originales para que así se mantengan alejados de los humanos es esencial.

En febrero, delegados de más de 140 países se reunieron en Roma para esbozar un acuerdo con 20 puntos sobre cómo frenar la pérdida de biodiversidad, proteger los océanos y reducir la contaminación por plásticos y nutrientes. Este texto iba a ser firmado en octubre en la ciudad china de Kunming, durante la mayor cumbre sobre biodiversidad de la ONU, pero el evento también ha sido pospuesto debido a la pandemia.

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