Un árbol clave se convierte en la esperanza de los científicos para restaurar bosques afectados incendios

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A medida que los incendios forestales se intensifican en todo el mundo debido al cambio climático, la regeneración rápida de los bosques se volvió una prioridad urgente. En India, un grupo de investigadores identificó una especie nativa con características notables para enfrentar este desafío: el chinaberry o Melia azedarach.

Esta especie, originaria de la región subhimalaya, demostró una notable tolerancia al calor y una alta capacidad de regeneración tras incendios. Plantaciones realizadas en el estado de Odisha revelaron que, incluso tras ser severamente afectada por el fuego, la especie fue capaz de rebrotar y alcanzar un desarrollo razonable en solo dos años.

El Melia azedarach posee otras cualidades valiosas para la reforestación: es de rápido crecimiento, tolera plagas e insectos, y tiene un ciclo corto de producción. Además, su madera puede ser aprovechada comercialmente, lo que representa un beneficio adicional para agricultores que integren estos árboles en sistemas agroforestales.

Sin embargo, también se advierten limitaciones. Su propagación descontrolada puede desplazar otras especies, y tanto su fruta como sus hojas son tóxicas para animales y personas. Por eso, aunque se valora su resiliencia, los expertos recomiendan que su uso se combine con otras especies nativas para evitar impactos negativos sobre la biodiversidad.

El árbol que podría ayudar a restaurar los bosques afectados por los incendios. Foto: Scidev.
El árbol que podría ayudar a restaurar los bosques afectados por los incendios. Foto: Scidev.

Un corredor de fuego que pide restauración urgente

India es uno de los países más afectados por los incendios forestales, con regiones como Odisha y Karnataka registrando incidentes frecuentes en los últimos años. En este contexto, contar con especies capaces de sobrevivir y regenerarse tras el paso del fuego es vital para restaurar la cobertura vegetal, conservar suelos y proteger la biodiversidad.

El caso del chinaberry cobró relevancia por la alta tasa de supervivencia registrada en zonas incendiadas. En una de las áreas afectadas del distrito de Gajapati, más del 95% de los ejemplares resistieron el fuego. Estos resultados impulsan su consideración como herramienta de recuperación ambiental, especialmente en regiones áridas y degradadas.

No obstante, especialistas forestales señalan que ninguna especie debe convertirse en la única solución. Las estrategias de reforestación más eficaces requieren diversidad de plantas, lo que no solo mejora la salud ecológica, sino que también favorece el retorno de insectos, aves y otras especies que dependen de esos ecosistemas.

En paralelo, también se promueve el uso de árboles como el Subabul (Leucaena leucocephala) y el Melia dubia, especialmente en el sur de la India, donde demostraron buenos resultados en restauración de suelos y producción de biomasa. La elección de la especie ideal depende, entonces, del tipo de paisaje y de los objetivos específicos de cada proyecto de restauración.

Incendios
Esta especie de árbol podría ser la solución para restaurar los bosques.

Cómo los árboles pueden ayudar a frenar los incendios forestales y restaurar bosques

Aunque parezca paradójico, los árboles —si son seleccionados y gestionados adecuadamente— pueden convertirse en aliados clave para mitigar y prevenir incendios forestales. Su contribución va más allá de la simple presencia vegetal: juegan un rol crucial en la regulación del microclima, la conservación del suelo y la interrupción del avance del fuego.

Ciertas especies de árboles actúan como cortafuegos naturales. Aquellas con corteza gruesa, copas altas y hojas menos inflamables, como el alcornoque o el laurel, son capaces de resistir mejor el calor y evitar la propagación de las llamas. Además, cuando se plantan en franjas estratégicas, crean barreras verdes que desaceleran o desvían el fuego.

Los árboles también ayudan a mantener la humedad del suelo y del ambiente circundante. A través de la transpiración, liberan vapor de agua que contribuye a reducir la temperatura local y aumentar la humedad relativa, lo que hace que la vegetación cercana sea menos inflamable. Asimismo, sus raíces consolidan el suelo, evitando la erosión que puede seguir a un incendio y dificultar la regeneración del ecosistema.

Finalmente, los bosques bien conservados y gestionados actúan como escudos frente al cambio climático, una de las principales causas del aumento de incendios. Absorben dióxido de carbono, regulan las lluvias y protegen cuencas hídricas. Por eso, invertir en reforestación con especies resistentes y en el manejo forestal sostenible es una de las estrategias más efectivas para reducir el riesgo de catástrofes futuras.

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