Cuando se trata de animales silvestres, muchas veces las malas prácticas son las que se convierten en noticia: comercio, tráfico o mascotismo resaltan entre las cosas que no se deben hacer pero que, lamentablemente, ocurren. Sin embargo, también hay ejemplos de respeto, cuidado y protección de la fauna puntana, hechos que vale la pena destacar.
Uno de ellos es el caso de César Fares, un niño de 9 años que, junto a su mamá Lorena Becerra, encontró una cachorra de puma en Potrerillos. Al verla indefensa, la familia la cobijó en su hogar, la alimentó y, a primera hora del día siguiente, se acercó a un puesto del Programa Control Sanitario y Fiscal, perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción.
Allí explicaron la situación y se comunicaron con el Programa Biodiversidad, también de la cartera medioambiental, para trasladar el animal hasta el Centro de Conservación de Vida Silvestre, ubicado en La Florida.
‘Luego de la revisación correspondiente a cargo de los veterinarios del lugar, se determinó que se trata de una hembra de 45 días aproximadamente, en estado sensorio normal, que no está herida y que se alimenta normalmente’, afirmó la jefa del Programa Biodiversidad, Soledad Sallenave, y agregó: ‘Lamentablemente no podrá ser devuelta a su hábitat natural. Los pumas necesitan el aprendizaje de por lo menos dos años junto a su madre por lo que no se recomienda su liberación’.
Es por esta razón que el puma quedará en el Centro de Conservación, donde recibirá todos los cuidados necesarios ya que, sin su madre, no podrá adquirir los comportamientos esenciales para la vida en su hábitat natural como cazar, dónde refugiarse, cuáles presas puede atacar y cuáles no, entre otros hábitos que son fundamentales para su supervivencia.