Por lo general situados en bandos opuestos, los ‘hackers’ y las empresas de Sao Paulo han encontrado, sin embargo, un enemigo común: el abrumador tráfico de la ciudad más grande de América del Sur, donde se movilizan diariamente 7.5 millones de vehículos.
Los 11 millones de habitantes de esta megalópolis respaldan la iniciativa. No sólo por las 3 ó 4 horas diarias que pierden en el tráfico inmóvil, sino también porque es un tema muy sensible socialmente. Los costos y la calidad del servicio de transporte público fueron el detonante de las violentas protestas de junio del año pasado.
Además, las mejoras en movilidad prometidas para la Copa Mundial de este año se han retrasado y tendrán un costo de 54 millones de reales (US$23 millones) más de lo previsto. Una de ellas solo estará disponibles después de que termine el torneo.
Las buenas noticias: dos experimentos piloto muestran que este déficit de infraestructura puede ser compensado, al menos en parte, con creatividad y tecnología.
Uno busca que los paulistas usen menos el coche y más el transporte público; el otro pretende mejorar la calidad de ese transporte a través de -valga la redundancia- aplicaciones móviles.
Viajes sin coche
Diez empresas locales medianas, con un total de 1.500 empleados, ofrecieron a su personal la posibilidad de tener horarios flexibles o trabajar desde casa. También proveen subsidios a quienes usen transporte público, vehículos fletados o bicicletas.
Marcos Jacobina, un gerente de 62 años, es uno de esos empleados.
‘Devolví la tarjeta de estacionamiento, que me costaba 600 reales al mes (250 dólares) y hoy la compañía paga los 300 reales (125 dólares) que cuesta una camioneta fletada que me trae todos los días. Aparte del ahorro, viajo tranquilo, leyendo el periódico o contestando correos electrónicos’, explica Jacobina, un funcionario del Instituto Brasileño de Gobernanza Corporativa.
Con esta iniciativa, el porcentaje de trabajadores que conducen pasó del 53% al 50%. El uso del transporte público, a su vez, aumentó del 29% al 31%. También el uso de vehículos fletados aumentó del 6% al 10%.
‘El cambio puede parecer pequeño, pero es sintomático, teniendo en cuenta que la participación es voluntaria. Cuando nos fijamos en los números de las empresas en forma individual, uno se da cuenta de que hay mejores resultados cuando la dirección de la empresa se involucra”, dice la experta en política pública Andréa Leal, consultora del proyecto en el Banco Mundial.
Cadê o Ônibus? (¿Dónde está el autobús?) es parte del esfuerzo por mejorar la calidad del transporte masivo, dándole más control al usuario. La aplicación fue seleccionada como ganadora de un grupo de 15 applicacioness finalistas en un concurso público. La ‘app’ alerta a los usuarios sobre la cantidad de pasajeros que viajan en una determinada unidad, además de otros problemas en tiempo real, como por ejemplo el tráfico y los horarios de llegadas de los buses a la parada.
‘Con estas y otras características, las aplicaciones ayudan a dar más transparencia y mejorar la calidad de un servicio que se convirtió en el detonante de las protestas del año pasado’, explica el mexicano Diego Canales, especialista en transporte del Banco Mundial y jurado del concurso.
En las grandes urbes de América Latina un conductor puede perder diariamente el equivalente a dos horas de su salario en ir y volver al trabajo. Por eso, los especialistas esperan que estas iniciativas de Sao Paulo sirvan de inspiración y ejemplo a otras ciudades con problemas similares.
El País