La máquina funciona como un cajero automático, una vez insertadas las botellas son aplastadas y reducidas a un tercio del tamaño original y luego compactadas para su transporte y tratamiento. Las maquinas cuentan con una pantalla que se ofrece como soporte publicitario y se pueden instalar en cualquier recinto donde transite público, desde centros comerciales a cines, estadios, escuelas, etc.
El usuario es recompensado en dos modalidades: monedero electrónico -a través de una tarjeta recargable- a la que será abonado el importe o puntos para canjear y/o descontar en entradas para el cine, tiendas de departamento, tiempo para el celular o internet.
También se podrá donar ese dinero a instituciones de beneficencia adheridas al proyecto. China ya cuenta con miles de estas máquinas ahora es el turno de Sídney, la ciudad australiana que instaló a principios de año máquinas que ofrecen boletos de bus a cambio de reciclar.
Y es que al parecer a todos les conviene intercambiar sus desechos por aquellas cosas para las que de otra forma tendrían que gastar su dinero.