Las alumnas de la Universidad Nacional de Córdoba buscaron soluciones creativas a la problemática. Su propuesta para Resistencia fue distinguida con una Mención en el Premio Nacional Clarín SCA para Estudiantes.
A continuación la propuesta:
Proponemos una nueva forma de abordar la problemática de las inundaciones pluviales urbanas en contextos vulnerables y nada resilientes, con características similares a cualquier ciudad de Latinoamérica sometida a este tipo de fenómenos meteorológicos a causa del cambio climático.
Es inminente pensar este tipo de infraestructuras como un bien público, complejo, multifuncional, que opera en múltiples escalas necesarias para pensar y generar ciudades regenerativas y resilientes.
Tomamos como caso de estudio el Área Metropolitana del Gran Resistencia (AMGR), Chaco, una de las regiones del país que sufre con mayor frecuencia e intensidad este tipo de catástrofes.
Nuestra área de estudio se encuentra localizada al nordeste de la Argentina sobre la cuenca del río Paraná. Esta compleja dinámica fluvial transforma el territorio constantemente con características meandriformes, lagunas permanentes y semipermanentes, áreas bajas anegadas y anegables, afectadas en la actualidad por el proceso intenso de urbanización, acentuando la vulnerabilidad hídrica y ambiental.
Identificamos como posibles causas de las inundaciones urbanas el cambio climático, el suelo arcilloso con poco drenaje, la expansión urbana, el relleno de humedales; y un sistema de infraestructuras hídricas contra inundaciones fluviales que no permite el ingreso ni la evacuación de agua en la ciudad. Este sistema rodea la metrópolis en forma de anillo transformándola en una especie de isla artificial y negándola a su entorno natural y a su identidad.
Como consecuencia, más del 80% de la ciudad queda anegada durante varios días hasta que los sistemas hídricos naturales vuelven a su nivel de cota normal. Aproximadamente 3 millones de m3 son el excedente de agua sobre las cuencas que no puede filtrarse ni escurrir.
Pretendemos cambiar el concepto y rol de las infraestructuras hidráulicas actuando sobre las cuencas hídricas para generar soluciones sostenibles y combinándolo con problemas urbanos que presenta el AMGR, como son la falta de espacios públicos verdes de calidad, el equipamiento público y urbano, los servicios comunitarios y la falta de un plan integral de transporte metropolitano.
En este contexto nuestra propuesta, que denominamos KM3, pretende hacer visible el problema y mantener el agua como un elemento transformador dentro de la ciudad, devolviéndole su identidad con la sucesión de distintas escalas territoriales en relación a la comunidad, disolviendo los límites entre infraestructura/sociedad/territorio.
El proyecto se basa en conectar a las infraestructuras hídricas duras con los sistemas medioambientales regionales, conformando ecosistemas y, a la vez, concientizando a la sociedad desde una mirada integral sobre el cambio climático y su impacto en las inundaciones urbanas. Acercando a la comunidad de forma innovadora el paisaje natural local.
El sistema de drenaje urbano XL utiliza diferentes escalas de aproximación de la persona a la infraestructura: escala barrio S (jardines pluviales – capacidad 278m3 c/u), ciudad M (canal – línea verde) y región L (dique urbano – capacidad 3 millones de m3).
Gran parte del agua de escorrentía es interceptada y guiada hacia la línea verde como canal. En este sistema intervienen aliviadores, jardines pluviales, que se encuentran repartidos en las cotas altas de la ciudad.
El agua de escorrentía es conducida y depurada por mecanismos naturales a través de la línea verde en su mayor sección Q1 de 300m3/s hacia el dique urbano. El agua ingresa y llena de forma homogénea y completamente el cuadrado. Este mecanismo funciona mientras el nivel del Paraná se encuentre alto y llueve. Cuando los niveles del río comienzan a bajar y las lluvias cesan, el agua va a ir saliendo lentamente por la sección menor de la línea verde Q2 150m3/s, descargando y devolviendo el excedente de agua tratado previamente al Paraná.
El paso del agua a través del sistema XL a lo largo de la ciudad va transformando los paisajes urbanos, exponiendo el problema y concientizando a la comunidad sobre la importancia de mantener el agua dentro de las urbanizaciones sometidas a estrés hídrico.
Dique urbano es una pieza clave del sistema para entender las dinámicas del agua en la sociedad actual y su vínculo con el entorno. Se localiza en un vacío en la periferia, un área deprimida, baja y anegada constantemente. La propuesta utiliza esta característica a favor de la infraestructura como catalizador social e intenta terminar con la fragmentación impuesta por su ubicación.
Como retardador, esta pieza aprovecha el agua convirtiéndola en un recurso regenerativo a partir de distintos usos del agua, la energía hídrica como tratamiento de depuración artificial y natural (humedales autóctonos), y combinándolo con actividades y servicios recreativos, culturales y educativos e incorporando un nuevo tipo de movilidad alternativa.
El dique urbano como infraestructura está pensado para adaptarse a los ciclos de lluvias. Sus tres planicies de inundaciones corresponden al período húmedo, semihúmedo y seco, controlando los cambios en el paisaje urbano. La infraestructura como soporte complejo y trascendental, a través del diseño y geometría en terrazas, genera cambios constantes en el paisaje y las actividades de acuerdo a las necesidades, transformando la forma de percibir la infraestructura.
El paseo urbano como terraplén cumple la función hídrica de contener el agua en la laguna. A medida que los visitantes recorren este paseo pueden descubrir distintas formas de aproximación y disfrute del agua. El límite va mutando y dialogando con las personas a través de actividades específicas.
Entendemos a la sustentabilidad en KM3 no solo en la acción de utilizar materiales propios de la región, humedales y fuentes de energías alternativas, también como un cambio en la calidad de vida de los ciudadanos. Desde la regeneración de la infraestructura, la adaptabilidad y proyección futura, se atraerán beneficios económicos, sociales y ecosistémicos en una estrecha relación con el territorio, fortaleciendo la resiliencia local, regional y global, hacia una cultura regenerativa.
Las autoras
“La tesis que realicé junto a mis compañeras de grupo dio un cierre a una carrera tan compleja. Como grupo, nos propusimos que el último año sea un desafío y traspasar los límites de la arquitectura realizando una tesis interdisciplinar”, comparte María Rosario Ruíz Cabello. “Particularmente, realizar este trabajo me abrió mucho la cabeza, ya que tuve que aprender un poco de ingeniería hidráulica junto al Ing Miguel Pita y realizar arquitectura a la vez para poder alcanzar nuestras expectativas con este proyecto”, sigue.
María Rosario y María Florencia son hermanas mellizas (24 años), oriundas de Resistencia. Junto a Gimena Ponce (24), cordobesa, desarrollaron la tesis de final de carrera en Taller Mediterráneo FAUD, Universidad Nacional de Córdoba.
“La cursada del último año fue divertida y un poco intensa, tuvimos el suficiente tiempo para desarrollar profundamente nuestro tema gracias a la confianza y libertades de la cátedra y nuestro profesor hacia el trabajo”, aporta María Florencia. Ella destaca la importancia de trabajar en equipo porque así “se consiguen proyectos más completos y complejos que son necesarios para hacer ciudad”.Le gustaría continuar con la disciplina del paisaje y profundizar en temas relacionados con el cambio climático.
Recién egresada, Gimena planea seguir participando en concursos: “Creo que nos da la posibilidad de trabajar en proyectos diferentes, menos usuales, dejándonos nuevos conocimientos.” Este proyecto en particular le ayudó a descubrir un “gran interés por el paisajismo”, A igual que María Florencia, Gimena está interesada en especializarse en esa disciplina.