Combustibles sostenibles para la descarbonización del transporte aéreo

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Es un hecho indiscutible que el transporte aéreo es un sector altamente dependiente de los combustibles fósiles. Para poder reducir (y en un futuro, eliminar completamente) dicha dependencia, es necesario definir una ambiciosa estrategia de mitigación que sea compatible con el desarrollo del sector, estratégico para España e imprescindible por contribuir al bienestar y avance de la sociedad.

Además de la renovación de la flota y de la eficiencia de las operaciones, la aviación necesita el avance acelerado de tres tecnologías que resultan clave para su descarbonización: la electrificación, el hidrógeno verde y los combustibles sostenibles de aviación. De estas tres, solo los combustibles sostenibles de aviación constituyen una solución real e inmediatamente disponible para que el transporte aéreo cumpla con los objetivos de reducción de emisiones de la Unión Europea para los años 2030 y 2050.

Los Sustainable Aviation Fuels (combustible sostenible de aviación) o SAF, como se conocen dentro de la industria, pueden reducir las emisiones de los vuelos entre un 60 y un 100%, en términos de ciclo de vida, si los comparamos con los combustibles tradicionales. Incluso pueden llegar a tener emisiones negativas si la captura de CO₂ es mayor que las emisiones de estos gases.

Además, estos combustibles contienen menos impurezas y mejoran el impacto ambiental directo de cada vuelo y la calidad del aire en las ciudades. Los SAF son, por tanto, clave para la descarbonización del transporte aéreo, en particular la del largo radio, que no puede sustituirse por ningún otro tipo de transporte.

Aunque la producción sigue creciendo, el SAF disponible representa menos del 1% de la demanda global. Esta escasez de oferta, el procedimiento de producción y los altos costos de transporte y distribución mantienen los precios del SAF muy elevados, hasta seis veces por encima del precio del queroseno tradicional.

Las pruebas realizadas en el sector han demostrado la viabilidad técnica de los combustibles sostenibles de aviación. Las únicas barreras para su desarrollo son de naturaleza económica y política.

Para que no se produzcan distorsiones de la competencia ni fugas de carbono, es esencial apoyar una producción de SAF en Europa con los criterios más exigentes de sostenibilidad, garantizando al tiempo que las aerolíneas europeas pueden competir en igualdad de condiciones en el mercado.

Esta coyuntura exige una visión transformadora que puede (y debe) verse como oportunidad. En este sentido, Price Waterhouse Coopers realizó un informe en junio de 2023 en el que se midió y valoró el potencial de nuestro país para liderar la creación de la nueva industria del SAF en Europa, que todavía está en su primera fase de desarrollo.

La fuerza tractora del sector de la aviación, en colaboración de otras empresas y con el apoyo del Gobierno, tienen la capacidad para generar nuevas vías de riqueza para el país coherentes con modelos económicos más sostenibles, justos e inclusivos.

Según este informe, España tiene todo lo que se necesita para encabezar la industria del SAF: una enorme riqueza en residuos forestales, agrícolas y ganaderos, que son los que se emplean para producir el SAF biológico. Y, además, va camino de encabezar la producción de hidrógeno verde que, entre otras cosas, se utilizará para producir SAF sintético. El estudio de la consultora cuantifica el impacto en el PIB de la construcción y puesta en funcionamiento de las plantas de producción de SAF en España en 56.000 millones de euros hasta 2050, lo que se traduciría en 270.000 nuevos puestos de trabajo.

Así, el impulso del mercado de producción de SAF en España podría contribuir a la transición ecológica de la aviación (y otras industrias), a la cohesión social y territorial de nuestro país, y a la seguridad energética de España y de la UE.

En definitiva, estamos ante una oportunidad histórica para España para crear una nueva industria que favorezca la descarbonización de un sector estratégico para nuestro país, creando al tiempo empleo y riqueza en las zonas rurales, donde se ubican los residuos y la generación de energías renovables que permiten su fabricación. Otros países están ya actuando. Aprovechemos esta oportunidad para liderar el desarrollo de una nueva economía.

Por Teresa Parejo Navajas, directora de Sostenibilidad de Iberia, vía El País.

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