Entre Ríos sufre una de sus peores sequías en 60 años

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Los registros pluviales de diciembre en Entre Ríos se posicionaron entre los diez más bajos de los últimos 60 años en gran parte del territorio provincial, con zonas como la de la ciudad de Concordia con un valor que no se registraba desde 1949 (5 milímetros), y que afecta fuertemente a la ganadería y agricultura.

En la mayor parte de Entre Ríos las lluvias registradas en diciembre acumularon menos de 20 milímetros, seis veces por debajo de lo que normalmente debe llover durante ese mes.

Si bien hay sectores donde la humedad es mejor que en otros, la escasez se impone como un fuerte condicionante para los cultivos en floración, y genera muy graves inconvenientes en la ganadería.

El promedio de lluvias en diciembre de los últimos 17 años es de 130 milímetros en Entre Ríos, pero en este diciembre último solo acaecieron 16 milímetros, un 12% de lo esperado.

También el último mes del 2021 tuvo elevadas temperaturas y baja humedad relativa, con una temperatura máxima que supera los 35 grados desde el 19 de diciembre, provocando una estrés térmico para los cultivos y animales.

En ese marco, la Bolsa de Cereales provincial advirtió que las altas temperaturas también “vuelven hostil el panorama para los cultivares de soja”, junto al fenómeno climático de ‘La Niña’, que “se mantendrá presente por el resto de la campaña” agrícola.

En diciembre pasado, las lluvias se concentraron sobre el sudoeste de la región pampeana como un “bloque” que vuelve estacionarios los sistemas frontales y provoca una fuerte descompensación en la oferta de agua más al norte de esa región.

Cuando ese “bloqueo” se destrabe, Entre Ríos “volverá a una condición pluvial de lluvias generosas y de gran escala”, sostuvo la Bolsa, aunque remarcó que “la situación actual no tiene visos de una solución eficiente” hasta al menos “la segunda quincena de enero”.

Asimismo, el organismo aseguró que La Niña seguirá presente hasta marzo, permaneciendo como un “condicionante negativo a gran escala y en periodos extendidos”, y los pronósticos climáticos para enero y febrero próximos “no son alentadores”.

Por otro lado, la ganadería se ve afectada ya que los lotes pastoreados no logran recuperarse para ingresar nuevamente los animales.

En tanto, la primavera pasada no tuvo tasas de crecimiento normal o adecuada del forraje debido a la escasa humedad en el suelo, con campos arrasados sin oferta forrajera y muy escasas reservas.

También los lotes implantados con alfalfas presentan baja tasa de crecimiento, y el campo natural está con nulas o muy bajas tasas de crecimiento.

Por eso, hay empresas ganaderas que agotaron sus reservas de alfalfas y forrajería y visualizan una gradual caída de la condición corporal de los animales.

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