Diego García es técnico industrial, tiene 36 años, vive en José C. Paz, en el conurbano bonaerense, y trabaja por el medio ambiente
Su trabajo ayuda a reducir el impacto de los residuos urbanos e industriales: diseñó una máquina que convierte la cascarilla del arroz, del maní y del café en una briqueta ecológica que tiene mayor poder calórico que el carbón vegetal.
Su idea atravesó nuestra frontera y desde el 2016 tpara fabricar estas briquetas que a partir de este año comenzarán a exportar a Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita.’Acá hay muchas trabas, mucha burocracia’, asegura García refiriéndose a las posibilidades para desarrollar su proyecto en nuestro país, donde los restos de poda, por ejemplo, se amontonan en las calles de gran parte de las ciudades.
‘Los municipios podrían ocupar mano de obra y transformarlos en briquetas’, sugiere Diego, quien a fines de agosto debe regresar al país caribeño donde es llamado el Messi del carbón ecológico.
En el país del asado, para hacerlo la ceremonia comienza con comprar una bolsa de carbón, no existe supermercado o almacén que no la venda. Pero para que este producto llegue allí es necesario un proceso que pocos conocen.
‘Se talan miles de hectáreas, arrasan con bosques nativos enteros’, explica Diego. Misiones, Chaco y Santiago del Estero son los mayores productores de carbón vegetal del país, y las provincias en donde mayor es el desmonte. ‘También son las que más inundaciones sufren’, agrega.