Desde la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y el Conicet, ha surgido un método de construcción ecológica que está llamando la atención de otras instituciones académicas y del sector de la construcción. Este innovador sistema se basa en el uso de residuos de caña de azúcar y ha despertado el interés de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) debido a su potencial para revolucionar la forma en que se construyen viviendas.
El enfoque de construcción ecológica se ha vuelto cada vez más importante en un mundo que busca alternativas más sostenibles y amigables con el medio ambiente. El método desarrollado en la UNT y el Conicet se destaca por su simplicidad y eficiencia, así como por su capacidad para reciclar un material que de otra manera sería desechado y contaminaría el entorno.
En que consiste este sistema de construcción
Este sistema de construcción se basa en el uso de residuos de caña de azúcar, conocidos como “maloja”, y ha sido adaptado a partir de una técnica originaria de Alemania llamada “tierra alivianada encofrada”. El arquitecto y becario doctoral del Conicet y la UNT, Gonzalo García Villar, describe el proceso: “Este método consiste en una fibra embarrada, en este caso la maloja, que se coloca en un encofrado dentro de una estructura de madera. Luego, se humedece la maloja en barro líquido, se escurre, se coloca en el encofrado y se apisona con un palo. Una vez rellenas estas piezas, se quitan y queda la pared”.
Este proceso ha demostrado ser efectivo en la construcción de paneles ecológicos in situ, lo que permite un montaje de obras más rápido, sencillo y respetuoso con el medio ambiente. Hasta ahora, se han construido varias viviendas utilizando este sistema, incluida la sede de la Asociación Campesina de Tucumán.
Ventajas de este sistema
Una de las ventajas clave de este sistema es su capacidad para reciclar la maloja, un componente que a menudo se quema al aire libre, lo que causa contaminación ambiental. Además, este material es de origen natural y no requiere un tratamiento industrial, lo que lo hace aún más sostenible.
Otra característica destacada del sistema es su alto grado de aislación acústica y térmica, lo que contribuye a la comodidad y el confort de las edificaciones. Estos paneles son capaces de regular la humedad en el interior de las viviendas, lo que se conoce como “confort higrotérmico”. También tienen la capacidad de absorber compuestos orgánicos volátiles presentes en el aire, lo que contribuye a la mejora de la calidad del ambiente interior.
El equipo detrás de este desarrollo, encabezado por los arquitectos y becarios del Conicet y la UNT, Gonzalo García Villar y Pablo Dorado, está trabajando en la posibilidad de prefabricar estos paneles en un lugar determinado y luego transportarlos al lugar de construcción. Este enfoque podría acelerar aún más el proceso de construcción y aumentar la eficiencia.
En palabras de Gonzalo García Villar, “El sistema constructivo in situ está muy avanzado, pero la prefabricación está dando sus primeros pasos. Ya desarrollamos prototipos y paneles de experimentación. Nuestro objetivo es que sea un producto competitivo en el mercado, para eso necesitamos articular con empresas de base tecnológica”.
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