Proyectos locales que funcionan, son rentables y generan riqueza en su entorno.
Son muchos los ejemplos de municipios europeos que aprovechan la biomasa como fuente de energía principal desde hace años, y todos demuestran que los proyectos se amortizan, más aún con la actual tendencia de incremento de costes de la energía convencional, especialmente el petróleo y el gas.
En la planta de cogeneración de la empresa municipal Jämtkrafttiene en Ostersund (Suecia) es posible producir electricidad (1/3) y calefacción (2/3) al mismo tiempo desde hace 10 años, para decenas de miles de hogares de toda la ciudad. Con una eficiencia estabilizada alrededor del 90%, la producción de la planta es del orden de 250 GWh de energía eléctrica y 500 GWh de energía térmica.
Esta planta resulta llamativa por la capacidad de gestión que le permite un gran acumulador de agua caliente común para todo el sistema (Arctura), que hace la función de batería recargable y contiene 26 millones de litros de agua y hasta 1.500 MWh de energía, lo que permite maximizar el beneficio de la producción de electricidad cuando los precios son más interesantes y garantizar el suministro de calefacción urbana.
Al principio, la red de calor no llegaba a todos los sitios, pero se han ido incrementando las conexiones con el paso del tiempo, a la vez que se reemplazaban decenas de miles de calderas de combustibles fósiles por otras de biomasa. De esta forma, en la mayoría de los hogares de este municipio la biomasa es la fuente de energía habitual, bien mediante el abastecimiento de la planta de cogeneración, bien por sus calderas, estufas y chimeneas, que permiten ahorrar a los vecinos hasta un 50% en su factura al dejar de comprar gasóleo, carbón, gas o electricidad para calefacción.
El municipio de Ostersund es otro ejemplo más de que los proyectos de biomasa se amortizan perfectamente, aprovechan los residuos forestales y de madera de construcción de su zona generando cientos de puestos de trabajo en su municipio y evitan la compra de petróleo o gas a terceros países con mayores costes.
En Suecia la bioenergía ya es la principal fuente de energía por encima del petróleo, la hidráulica y la nuclear. Mientras tanto, en muchos municipios del sur de Europa todavía desaprovechamos un enorme porcentaje del potencial de biomasa de nuestros bosques que, en muchos casos, acaba siendo pasto de las llamas durante la época estival.
“Los modelos de negocio con biomasa funcionan y se rentabilizan”. Este es el mensaje que trasladan los responsables de la planta de Ostersund. La localidad representa un modelo público-privado, con una buena planificación, que opera con transparencia y que lleva ya 10 años con la planta a régimen de funcionamiento óptimo, lo que les está permitiendo amortizar la inversión fácilmente, acometer nuevas inversiones y generar flujos económicos en su región en vez de comprar petróleo o gas en el exterior.