La agricultura regenerativa es una realidad creciente y necesaria. Mejora la vida de la gente del campo, aumenta la biodiversidad porque respeta las reglas de la naturaleza y mejora la salud de los consumidores. En realidad se parece mucho a la agricultura popular de hace un siglo, cuando todo era ecológico, sin pretenderlo.
En una parcela de agricultura regenerativa manda la naturaleza. Es una tierra que no se ha arado en años, en la que no se ha utilizado fertilizantes químicos, pesticidas o herbicidas. Y en ella, a pesar de ello o gracias a ello, la productividad se ha mantenido o ha subido, como muestra el estudio de la Universidad de Utrecht que comentamos al final de este artículo.
Reteniendo todo en el suelo
El hecho de que las mal llamadas malas hierbas se queden en el suelo permite retener mayores cantidades de CO2 en la tierra. Y retener también más humedad y más agua. Ello aumenta la biodiversidad del ecosistema agrario, consolida una pirámide ecológica sana y le ahorra a agricultores una fortuna en agroquímicos y en combustible.
Rendimiento positivo respetando la naturaleza
El objetivo es utilizar esta explotación como ejemplo del rendimiento posible de una filosofía de trabajo acorde con las normas de la naturaleza.
De alguna manera es como gestionar la explotación al reves. ¿Arar la tierra? No, porque arar supone que la materia orgánica del suelo, el carbono, se oxida al encontrarse con el oxígeno y crea CO2. Mantener una cubierta vegetal natural y no modificar la estructura del suelo, manteniene el carbono en la tierra.
Eso favorece el crecimiento de microorganismos que aportan al suelo buena salud y fertilidad de manera orgánica, natural.
Las lombrices, mejor que los tractores
El trabajo de los tractores lo llevan a cabo las raíces de las plantas espontáneas, las lombrices y otros insectos que mantienen la tierra ventilada y apta para las raíces del cultivo. Se han sustituido los fertilizantes químicos por nutrientes naturales para la planta. Proceden de triturar los restos de cosecha y de podas en la finca, bosque y fincas vecinas y compostarlos para su uso como abono y como regulador de eventuales plagas.
Similar filosofía de trabajo a la del sustrato con posidonia reciclada –Posigreen– y recuperada para la agricultura que ya tratamos en un artículo.
Cubriendo el suelo con plantas diversas
Tras la recogida de cosecha con un rodillo se aplastan las plantas, y eso es abono natural para la tierra. La protege del sol, retiene la humedad y bloquea el brote de plantas indeseadas según los periodos del año. El cultivo se plantará directamente sobre este sustrato sin el removido mecánico del suelo.
Se evita la erosión por agua en tormentas y se evita la evaporación del agua. Y además se proporciona un hábitat y alimento para muchas especies de insectos, de aves e incluso la compatibilidad con el ganado.
Reteniendo humedad
La capa vegetal que crea este tipo de cultivo es un perfecto conservador del agua. Se observan retenciones de humedad hasta diez veces superiores que los cultivos convencionales que abren la tierra al aire. Muchas raíces, lombrices, variedad vegetal y cubierta del suelo compensa la falta de lluvias no torrenciales. Y ese tipo de suelo es vital.
Agricultores liberados de las agroquímicas
La agricultura intensiva condena a los agricultores en ser clientes cautivos. En lugares con variedad de semillas, por ejemplo de maíz, de todo tipo de colores, las multinacionales distribuyen semillas estériles que no generan nuevas plantas tras la siguiente cosecha, para asegurarse la venta también al año siguiente.
Estas manipulaciones del monocultivo asfixia las cuentas de los agricultores en muchos lugares del mundo y reduce la diversidad genética. Y luego están los costes de los pesticidas adecuados para cada monocultivo. Frente a esa dependencia de proveedores externos, la agricultura regenerativa permite al agricultor trabajar al margen de lo que dicta la agroindustria.
Porque la agroindustria y lo que supone -sobreexplotación del suelo, arado, uso de abonos artificiales, herbicidas e insecticidas- lejos de mantener el suelo fértil agotan su fertilidad. En ese punto, mantener la rentabilidad de los cultivos crea un círculo vicioso que dispara los costes y contamina las aguas subterráneas.
Más resistencia a la sequía
La agricultura regenerativa resiste mejor la sequía y tiene cosechas de calidad. Es un elemento necesario para la transición ecológica. Y recibe apoyos al agricultor en forma de pagos de la Unión Europea en las agendas 2030 y 2050.
Rotando cultivos
La agricultura regenerativa promueve la rotación de cultivos, considerando las relaciones beneficiosas que se producen entre unas plantas y otras. Eso prepara el terreno de una manera natural para que el siguiente cultivo sea más generoso, reduce la necesidad de comprar productos químicos y evita arados que alteren la conservación de la estructura del suelo.
Agroforestal y ganadería compatible
La agricultura regenerativa fomenta además la presencia simultánea de árboles y de pasto en las plantaciones de árboles, para el pastoreo, que además supone abono de la tierra con los excrementos de los animales. Y también promueve la convivencia de plantas de cultivo y árboles, lo que viene a ser plantaciones agroforestales.
La clave en definitiva es favorecer relaciones simbióticas entre plantas, animales y agua. Porque el equilibrio ecológico es un invento anterior a la explotación humana. Los franceses recurren a una frase que aplican a muchas situaciones de la vida: «La Nature est bien faite» (La Naturaleza está bien hecha). Un hábitat sano permite la vida de todos, plantas, insectos, animales y humanos.
Afortunadamente la agricultura regenerativa cambia todo en nuestro paisaje agrario, porque desde el cereal hasta los frutales, los suelos vivos fijan grandes cantidades de carbono. Y se convierten en una herramienta en la lucha contra la crisis climática y ecológica.
El compromiso de la gran distribución
Los gigantes de la distribución tienen un enorme peso en el mercado, y se empiezan a comprometer. Poco a poco aparecen los espacios de productos ecológicos y cada vez es más presente la verdura no envasada. Pero aún falta mucha información al público, hay disparidad de etiquetados y no están claras las normativas. La Asociación Agricultura Regenerativa Ibérica ha elaborado un mapa ibérico de las explotaciones asociadas, que ya está accesible al público en su web.
El informe de la Universidad de Utrecht
Para demostrar en qué medida era rentable en todos los aspectos -o no- la agricultura regenerativa, son contundentes los resultados de la investigación de la Universidad de Utrecht (Utrecht University) en colaboración con la asociación AlVelAl y la fundación Commonland aplicados al cultivo del almendro. Un informe de los investigadores Vincent De Leijster, Pita Verweij, María Santos y Martin Wassen.
La investigación ha sido durante dos años en seis fincas del territorio AlVelAl en el que se ha trabajado cuatro técnicas de manejo agrícola diferentes. Un control con arado y laboreo tradicional y tres de manejo regenerativo, sin arado y con laboreo respetando la cubierta vegetal espontánea, abono vegetal natural e incorporación del compostaje.
Comparando rentabilidades sin y con regenerativa
Durante el trabajo en campo se han medido los indicadores ecológicos tales como características y funciones del suelo, diversidad de plantas e insectos, insectos auxiliares o salud y producción del almendro. Pero también aquellos relacionados con la rentabilidad económica como costes e ingresos netos y brutos.
Una investigación que arroja resultados positivos en cuanto a los rendimientos ecológicos y económicos con un incremento de entre el 17 y 28 por ciento en un solo año. Siendo las fincas en las que se aplicó compostaje las que mayores beneficios consiguieron. Una forma de cultivar ecológica en el que la configuración del paisaje que rodea a las fincas también juega un papel fundamental. Especialmente en la población de insectos auxiliares, polinizadores y enemigos naturales. Por lo que se recomienda el fomento de la vegetación natural alrededor de las fincas.
Los mayores beneficios, con suelos compostados
Respecto a los beneficios económicos, la gestión del suelo sin arar no ofrece un gran impacto en los ingresos netos, pero fue la gestión con aplicación de compost natural el que mejores ingresos obtuvo con una mejor producción y tamaño de almendra.
La Unión Europea habla de todo ello en el Pacto Verde Europeo, que dirige la relación de sus miembros con el clima, la biodiversidad, la contaminación cero y los sistemas alimentarios sostenibles -de la granja a la mesa-, la salud y el bienestar.