En Semana Santa, Paula, Marina, Lourdes y Muriel fueron a pasar el fin de semana al Valle de Punilla, en Córdoba. Después de comer galletitas, buscaron un tacho de basura en el hostel en el que se hospedaban en San Marcos Sierras; pero el dueño del lugar les pidió el paquete para “guardarlo en una botella”. De allí, surgió un movimiento que no para de crecer en Rosario y con el que ya se sacaron, en cinco meses de trabajo voluntario, 15 toneladas de plástico de las calles gracias a las ecobotellas.
La recolección se puso en movimiento en mayo a la par de la creación de la cuenta de Instagram (@ecobotellasrosario), que en los primeros días reunió alrededor de mil seguidores y hoy tiene unos 23.600 usuarios que siguen el día a día de las cuatro amigas.
Paula Laus (28), Marina Roldán (26), Lourdes Caballero (28) y Muriel Gervasoni (28) se conocen de diversos lugares, pero el punto de convergencia fue la universidad pública: todas son ingenieras industriales, recibidas en la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura (Fceia) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Justamente, los primeros ecopuntos (lugares donde se pueden dejar ecobotellas armadas) fueron en la misma Fceia, además de las facultades de Ciencias Económicas, Bioquímicas, Derecho y Ciencia Política y en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN); también, en el local de Creo, la agrupación política fundada por Pablo Javkin, el intendente electo.
“Nos contactaron los centros de estudiantes después de ver la movida en Instagram. Está buenísimo porque la facu es un lugar de mucho paso de gente”, expresa Marina. Desde las facultades les avisan “más o menos, cada diez días” para que pasen a buscar las botellas que juntan, “que son muchas”, según cuenta Lourdes.
“La primera vez fuimos en un auto y ahora vienen voluntarios que convocamos por Instagram para que nos den una mano. Pedimos ayuda y la gente responde muy bien y rápido”, agregó.