El acuerdo, negociado entre el representante del Parlamento Europeo, Ivo Belet, y la presidencia irlandesa en representación de todos los gobiernos de la UE, podría obligar a las empresas europeas a evaluar su capacidad de limpiar un derrame de hielo en contextos ambientales difíciles. Estas condiciones serían, por ejemplo, la oscuridad total, la presencia de hielo o los temporales marítimos.
Además, el acuerdo propuesto permitiría aún discrepancias competenciales entre los protocolos de seguridad de cada uno de los países de la UE. La Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) no tendrá un mayor papel en la supervisión y control ante vertidos.
A medida que la industria petrolera se prepara para nuevas exploraciones en las duras condiciones del mar de Barents, es urgente que la UE establezca los protocolos para asegurar que el Ártico está protegido de posibles mareas negras y de sus efectos devastadores.