De acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente del DF, el 80% de los techos de la ciudad son planos y por ende, candidatos ideales a ser reverdecidos. Además de los beneficios ambientales que aporta robarle metros cuadrados al concreto de la ciudad, estos espacios encierran otra funcionalidad: resguardan la flora y fauna nativa; en otras palabras, son santuarios de la biodiversidad.
La cuenca de México, donde yace la capital del país y parte del Estado de México, alberga el 2% de la biodiversidad del planeta y a nivel nacional tiene el 30% de mamíferos y el 10% de aves, por lo tanto, las terrazas verdes en la ciudad contribuirían a reponer los metros cuadrados de hábitat que consume, año a año, la mancha urbana.
Con el fin de catalogar el impacto en biodiversidad de las azoteas naturalizadas en la capital mexicana, la Secretaría de Medio Ambiente auspiciará el primer estudio de biodiversidad en conjunto con el dr Brenneisen y la Universidad de Chapingo.