La falta de agua a consecuencia de la sequía es extrema en San Pedro y es preocupante la situación en la zona rural donde las vertientes e incluso arroyos están secos. Esto impacta en las distintas actividades humanas, pero también en la vida de la fauna.
En este caso en la reserva privada Yaguaroundí, las aves se quedaron sin sus fuentes naturales de agua y los dueños fabricaron bebederos y espacios donde puedan saciar su sed y aliviar el calor.
Según los dueños de la reserva Yaguaroundí, quienes desde hace 20 años protegen el lugar, están ante el desequilibrio ambiental más agresivo de los últimos años y estiman que en se secaron o están a punto de secarse cerca del 80% de vertientes en la provincia de Misiones.
Ante este triste panorama, los animales silvestres no tienen agua y por eso pusieron manos a la obra para aportar su granito de arena a la naturaleza.
“Las aves son observadas con sus picos abiertos por el calor y la sed. Eso que veíamos nos llevó a colocar una bandeja de la cocina con agua bajo los árboles cerca de nuestra casa. A los pocos minutos comenzaron a llegar zorzales, urracas, palomas y saracuras. En horas tuvimos que agregar agua en otra fuente y demás recipientes”, contó Matín González, uno de los propietarios.
La demanda de las aves fue tanta que decidieron darle uso a una pileta, recolectaron piedras y la montaron a fin de que allí las aves puedan refrescarse. Adaptaron unos troncos para facilitarles el posarse para beber.
La reserva cuenta con una rica área selvática donde siempre fue frecuente la observación de aves y otros animales.
En los últimos tiempos con la falta de lluvia se secó una laguna e incluso un caudaloso arroyo llamado El Timbó, según relataron.
“Yo me pregunto qué pasó con todos los peces que se veían fácilmente en el agua traslúcida, qué pasó con los venados, pecaríes, osos meleros y cientos de especies más de nuestra selva paranaense que perdieron su fuente de agua”, cuestionaron con preocupación.
Y si bien para abastecer la reserva deben buscar agua recorriendo varios kilómetros, lo que representa un gran esfuerzo, reconocieron: “Aportamos desde nuestra humilde posibilidad darles a las aves agua, alimento y gratificarnos con su alegre presencia”.