Nuevo sistema ecológico para los techos

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Techos con plantas, césped y hasta árboles exóticos se han convertido en una fotografía cada vez más común en las grandes urbes. Ciudades como Tokio, Nueva York o Berlín presentan una línea de horizonte con jardines interrumpidos por los espacios entre las edificaciones. Quienes habitan o trabajan en ellos gozan de los beneficios de tener una terraza verde.

 
A partir de diciembre de 2012 y merced a la ley de aprobación inicial 416, Buenos Aires se unió a la lista de ciudades que apoyan la creación de terrazas verdes con incentivos fiscales. Según la ley, quienes deseen instalar una azotea verde recibirán un descuento en el pago de derechos de delineación y en caso de mantener la instalación gozarán de una reducción en el importe de alumbrado, barrido y limpieza.
 
No obstante, la capital de la Argentina no es ajena a esta clase de proyectos. Lucas Clariá, gerente de sustentabilidad de la empresa multinacional Lend Lease, comentó: ‘La Torre Repsol YPF, en Puerto Madero, cuenta con una gran terraza verde que fue concebida junto con el proyecto y fue la primera en Buenos Aires con esa magnitud. No obstante, en aquel entonces (2008, cuando se terminó de construir), no existían los incentivos fiscales que recién se aprobaron’.
 
Los factores de sustentabilidad, sumados a los beneficios que significa en el pago de impuestos, podrían despertar interés en las empresas así como en los ciudadanos que deseen unirse a esta tendencia.
 
Mantener una terraza verde no requiere mayor inversión que un jardín común. Sin embargo, es fundamental construirla con los materiales adecuados. ‘La clave está en cómo se hace, hay que utilizar las capas correctas y las especies adecuadas’, amplió Clariá.
 
Las azoteas verdes se dividen en dos categorías: las expansivas y las intensivas. Las primeras requieren de poco sustrato (5 a 15 centímetros), y en ellas se plantan especies que necesitan poco mantenimiento. Mientras que sobre las cubiertas intensivas pueden encontrarse árboles y especies que requieren de mayor irrigación, sustrato y, por ende, mantenimiento.
 
Más allá de que los materiales específicos puedan variar en cada edificio, los componentes básicos para construir una terraza verde son: membrana impermeable, barrera antirraíces, capa de drenaje y de retención de agua, sustrato de crecimiento y vegetación.
 
Claudia Harari, del estudio mexicano Harari Arquitectura y Paisaje, dijo: ‘Es importante que quien se encargue de la obra esté certificado porque existen compañías de pintura que lo ofrecen y no cuentan con los materiales especiales para brindar un servicio integral’.
 
La empresa participó en la construcción del Museo del Acero, en la ciudad de Monterrey, en el norte del país azteca. ‘El museo cuenta con los techos verdes más grandes de América latina y tiene enormes implicaciones desde el punto de vista de la sustentabilidad. Contar con un techo verde reduce las temperaturas que se registran en la terraza y contribuye a disminuir el consumo de energía eléctrica, como la que se utiliza para el aire acondicionado. Los techos verdes absorben y filtran el agua, permiten un hábitat saludable para ciertos animales y contribuyen a una mejora de las ciudades desde el punto vista estético’, explicó Harari.
 
México también cuenta con incentivos fiscales para quienes construyan y mantengan un edificio con techo verde, y fue el primer país de América latina en implementar este sistema. Se trata de la Universidad de Chapingo, que instaló un techo verde expansible en 1994. En 2011, el entonces presidente Felipe Calderón ordenó convertir en terrazas verdes todos los edificios gubernamentales. Construir una terraza podría oscilar entre los 600 y 1200 pesos el m2.
 
El clima de Buenos Aires es benéfico para la construcción de azoteas verdes y si se integran especies nativas o adaptables al clima no sería necesario siquiera utilizar un sistema especial de riego.

La Nación

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