Casi se ha finalizado la obra del mayor paso elevado del mundo para la fauna salvaje. Felinos tan especiales como el puma, reptiles, miles de individuos de docenas de especies salvarán su vida en su intento por cruzar al otro lado de la autopista 101 cerca de Los Ángeles.
Lo ha conseguido el empeño del movimiento SaveLACougars -Salvad a los pumas de Los Angeles- lanzado por la National Wildlife Foundation NWF.
Una pasarela de 60 metros de anchura
El enorme puente ecológico del render fotográfico se llama Wallis Annenberg Wildlife Crossing. Lo necesitan coyotes, pumas, ciervos, o culebras para avanzar por el paisaje burlando la enorme autopista 101. Con sus insalvables diez carriles y unos 300.000 coches diarios.
El nuevo puente es una pasarela de sesenta metros de anchura que comunica dos zonas elevadas de monte que la autopista ha incomunicado veinte metros más abajo. Wallis Annenberg -que da nombre al puente- es una filántropa norteamericana con miles de millones de dólares gestionados por su Fundación, que cubre los gastos de esta obra.
La pasarela está tapizada de monte bajo y su emplazamiento no ha sido caprichoso, sino el que ha estimado ideal un profundo estudio sobre la protección de la población de pumas. Y es que esta región a las afueras de Los Angeles es uno de los ecosistemas más interesantes de Estados Unidos, en el que proteger al puma era necesario para proteger lo demás.
Barreras en el paisaje
Las autopistas son barreras casi insalvables para la fauna. También complican mucho el movimiento del ganado e incluso de las personas, al cortar caminos históricos. En todo el mundo se ha tomado medidas contra esas barreras en el medio físico. Para el movimiento de personas se ha instalado pasos elevados en tramos largos que habían separado unos pueblos de otros, por ejemplo.
Y también se abrieron pasos aéreos o subterráneos para el movimiento de los animales allí donde especies destacadas -como los linces en España- empeoraban su situación por culpa de esas autopistas.
Puentes de lianas o pasos subterráneos para fauna
En las autopistas de Cancún vemos pasillos de cuerdas que comunican un árbol de un lado de la selva con otro árbol del lado contrario. Con ello se salvan de una muerte habitual los monos araña que antes cruzaban los seis carriles como podían.
Y en el entorno de Doñana se abrió un conjunto de pasos subterráneos para que evitasen la carretera Almonte-Matalsacañas. Una comarcal muy recta que se reveló muy mortífera, con muchos atropellos. Hoy los incidentes se han reducido y la especie, a nivel nacional, supera los mil individuos. El recurso de los pasos subterráneos bajo autovías es muy habitual en España.
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