En una región conocida por sus grandes rascacielos, la edificación de un modesto invernadero podría no merecer llamar mucho la atención.
Pero esta pequeña construcción cerca de la costa en la Ciudad Industrial Mesaieed en Qatar podría ayudar a cambiar el paisaje para siempre, dicen sus desarrolladores, convirtiendo la tierra del desierto en centros de cultivos de alimentos y producción de agua fresca.
La planta de prueba de una hectárea con valor de 5.3 millones de dólares durante este mes es el mayor triunfo para el Proyecto de los Bosques del Sahara, un concepto que ha sido desarrollado por una compañía noruega desde el 2008.
La instalación contará con un rango de tecnologías verdes incluyendo generar energía solar concentrada, con paneles fotovoltáicos y un invernadero enfriado con agua salada que imita un ciclo hidrológico.
Los ecosistemas son complejos, interconectados e interdependientes. Esta interconectividad se ve por todo el diseño de la planta. La electricidad del CSP ayuda a energizar las bombas que traen el agua de mar al lugar donde se usa para acondicionar el aire dentro del invernadero.
El efecto se logra al pasar agua de mar por pantallas porosas de cartón que enfrían y humidifican el seco aire desértico, creando un ambiente favorable para el crecimiento de las cosechas.