ĀæQuĆ© hace un niƱo de 12 aƱos hoy en dĆa? Entre sus actividades mĆ”s comunes estĆ”n los videojuegos, las redes sociales y los deportes. Pero no Brayden Nadeau. Cuando este joven de Maine, Estados Unidos, sale de la escuela, va directo hacia su actividad preferida: la granja. A su corta edad ya es todo un granjero, y su pueblo lo agradece: ellos reciben los alimentos frescos que Brayden produce.
Su madre reconoce que “era solo un hecho” que su hijo iba a convertirse en agricultor. A los dos aƱos acompaƱaba a su abuelo en el tractor, a los tres alimentaba a cerdos y gallinas y a los cinco ya conocĆa su futuro. ĀæCĆ³mo saben? Su maestra jardinera hizo la tĆpica pregunta a sus alumnos:
āĀæQuĆ© quieren ser de grandes?
āAgricultorā, respondiĆ³ Brayden.
Ahora, con 12 aƱos y en sĆ©ptimo grado, Brayden hace gran parte del trabajo de la granja de diez hectĆ”reas de su abuelo, Dan Herrick, y en las 111 hectĆ”reas que los vecinos le prestan para cultivar heno. Su pasiĆ³n es insoslayable: ademĆ”s del cultivo, hace dos aƱos que dirige su propio puesto de verduras, donde vende maĆz, repollo y tomates.
“Realmente lo disfruto, incluso levantarme a las 5 de la maƱana. No me gustan los videojuegos ni jugar con mi telĆ©fono como algunos de mis amigos. Prefiero estar ocupado en la granja”, declarĆ³ el niƱo, orgulloso, al Washington Post. Los 7.000 dĆ³lares que ganĆ³ en su puesto de verduras los reinvirtiĆ³ en una nueva estructura para su tienda, y otros mĆ”s los gastĆ³ en un sistema de riego por goteo. āPara Ć©l, no es trabajo. EstĆ” dedicado a eso porque estĆ” haciendo lo que amaā, dice su padre al Post.
El niƱo que dirige la granja
Muchos jĆ³venes ayudan a sus familias en las granjas, pero son pocos los que las dirigen a tan corta edad. El abuelo de Brayden dice que Ć©l solo le enseĆ±Ć³ “los conceptos bĆ”sicos”, y su nieto “se encargĆ³ desde allĆ. āMe convertĆ en su empleado. Ćl sabe cĆ³mo usar el equipo mejor que yoā, bromea Herrick, de 64 aƱos, y agrega que todavĆa cosecha heno en la granja, pero permitiĆ³ que Brayden se haga cargo de la mayorĆa de las demĆ”s responsabilidades.
La labor de Brayden es incansable: durante la Ć©poca escolar, le dedica cuatro horas por dĆa a la granja y a su tienda, tiempo que eleva a diez horas durante el verano. “No podrĆa estar mĆ”s orgulloso de que Brayden quiera seguir la tradiciĆ³n de la agricultura”, se emociona su abuelo.
Conducir una granja requiere de mucha voluntad, y mĆ”s aĆŗn en Maine, donde muchas familias vendieron sus granjas en el Ćŗltimo tiempo porque sus hijos persiguen otras formas de ganarse la vida. āEs un trabajo duro, y realmente tienes que disfrutar haciĆ©ndolo. Definitivamente no es para todos. Es muy gratificante, pero necesitamos mĆ”s Brayden para mantener viva la herenciaā, admite Herrick.
Sus trabajos son variados. Debe alimentar a 100 pollos, 60 cerdos, 30 gallinas ponedoras, 20 pavos y seis vacas; limpiar los establos, recoger productos maduros y recoger huevos. Terminado eso, va a su puesto, donde llena los estantes de las verduras que cosechĆ³ en primavera.
ĀæAsĆ serĆ” toda su vida? āMi meta es tener 100.000 dĆ³lares en el banco, un camiĆ³n, un tractor y un remolque. Y sĆ© que eso llevarĆ” tiempoā, admite al Post. Hasta entonces, estĆ” feliz de conducir el tractor de su abuelo y llenar su puesto de verduras con lo que recoge fresco cada maƱana.
AdemĆ”s, enseƱa sus productos a los niƱos de jardĆn, y ya prometiĆ³ llevarles un cerdito a fin de aƱo. Su pasiĆ³n lo es todo, y asĆ lo subraya cada vez que puede: āTodo el mundo necesita comer, y eso no serĆa posible si no tuviĆ©ramos agricultoresā.