Hay que dejar atrás Purmamarca y atravesar la fría inmensidad de las Salinas Grandes para llegar a Susques, enclavada justo en el taco de la bota de la provincia de Jujuy. En cuestión de meses, en ese punto remoto del norte argentino se instalarán 1.500.000 paneles solares, que se convertirán en la planta fotovoltaica más grande de Sudamérica: ocupará 360 hectáreas a 4 mil metros sobre el nivel del mar y costará 410 millones de dólares, financiados por un banco chino.
La Puna recibe unas 3.400 horas anuales de luz solar, lo que equivale a más de 9 horas diarias promedio. El cielo es azul, siempre azul, y el antiguo poblado en el que ni siquiera los conquistadores españoles se atrevieron a asentarse por las condiciones adversas, está sumergido bajo los rayos del sol del domingo al mediodía.
Los vecinos aspiran a bajar el costo de la energía, porque aquí el tarifazo llegó hace tiempo y las facturas suelen alcanzar los mil pesos. Pero ese efecto sería el final de un camino largo, cuando el auge de las energías renovables logre abaratar el precio de la generación.