Todos los inconvenientes de los combustibles fósiles se convierten en ventajas por parte de las fuentes de energía renovables. En este sentido, el Senado presentó hace unas semanas el informe “Energías Renovables: ¿Por qué debería ser prioritario cumplir el objetivo del 8% al 2016′.
Se trata de un libro, fruto de la colaboración del sector público, privado y de organizaciones de la sociedad civil, que gira en torno al escenario que dibuja ante la Argentina la ley 26.190 Régimen de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica, en virtud de la cual hacia el 2016 el 8% del consumo total de energía debería proceder de energías renovables.
En la actualidad, el aporte renovable es del 1,4%, es decir, unos 1.700 GWh. Entre estas fuentes sustentables no sólo hablamos de las energías solar (la que más expectativas despierta en el corto plazo), hidráulica o eólica, que son las que primero vienen a la mente, sino también de la biomasa, el biogás de diferentes orígenes, la geotérmica y la mareomotriz.
Todas ellas cuentan con el denominador común de que tienen un potencial de uso infinito y, desde un punto de vista ambiental, tienen cero o muy bajas emisiones de gases de efecto invernadero en su ciclo de vida, lo que sin duda contribuye a mitigar el cambio climático. A ello se suma, además, que no producen ningún tipo de residuos tóxicos o peligrosos.
Las cifras hablan por sí solas: de alcanzarse el objetivo, nos situaríamos en una producción de energía cercana a los 11.800 GWh y una reducción de emisiones de CO2 de más de 5 millones de toneladas. También supondría evitar quemar 6,6 MMm3 al día de gas natural o, lo que es lo mismo, el 17% de la demanda de gas para generación utilizada en 2012.
Sin embargo, tal y como subraya el informe, para conseguir la meta del 8% en 2016 es necesario establecer y ejecutar políticas claras y decididas por parte del Estado Nacional, además de una capacitación y concientización en la materia. Así, por ejemplo, resulta crucial una mayor comprensión de los impactos de la biomasa (otra con muchas expectativas) para el caso de un uso masivo de los insumos bio-energéticos. Un futuro mejor es posible y podemos comenzar a construirlo desde este mismo instante.