El presidente Mauricio Macri desplegó una intensa agenda en los Estados Unidos para atraer inversiones en el campo de la energía.
Luego de visitar dos plantas de industrias vinculadas con el gas y el petróleo en el estado de Texas, pertenecientes a las firmas Dow y Tenaris, el Presidente regresó a Houston en helicóptero para mantener reuniones con ejecutivos de las empresas XTO-Exxon y Halliburton
Acompañado por los ministros de Energía, Juan José Aranguren, y de Producción, Francisco Cabrera, Macri le dijo a los hombres de negocios que Argentina genera ‘enormes posibilidades, y esto se logra con inversión, que viene de la mano de la confianza’.
La semana pasada, el propio jefe de Estado avisó: ‘Voy a Houston a estimular inversiones. Apostamos a que vengan 20 mil millones de dólares por año a Vaca Muerta, donde llegamos a un acuerdo multisectorial que nos costó varios meses alcanzar’.
La contracara de este entusiasmo oficial la están sintiendo en carne propia los empresarios de la ‘otra’ energía: la que proviene de fuentes renovables y que se convirtió en la gran ‘vedette’ de la era Macri.
En 2016, los líderes del sector participaron de las millonarias licitaciones que planteó el Gobierno para la construcción de centrales eólicas, solares y de bioenergías en la Argentina.
Eran momentos en que Barack Obama gobernaba en la Casa Blanca y cuando se esperaba una continuidad demócrata, de la mano de una victoria de Hillary Clinton.
Sin embargo, el triunfo de Donald Trump cambió las expectativas y esto se está corroborando tras cumplirse los primeros 100 días de gobierno.
En 2016, con la esperanza de avanzar en emprendimientos con tasas de retorno superiores al 12%, las compañías se comprometieron ante Cammesa, la administradora del mercado, a vender energía con un horizonte de 20 años.
Al igual que en otros rubros, no avizoraban trascendentes cambios. Sin embargo, para las empresas abocadas a las energías renovables, las medidas tomadas por Trump están afectando los compromisos de inversión que se sellaron el año pasado.
El impacto adverso lo están sintiendo las compañías que aún se encuentran buscando fondos frescos en el exterior con vistas a iniciar la construcción de los parques eólicos y de energía solar.