La creciente desoxigenación de los océanos y mares del planeta, consecuencia del calentamiento global y la contaminación, plantea un desafío urgente para la vida marina. Para revertir esta situación, se necesitan estrategias más rápidas que las tradicionales, como reducir emisiones o limitar los vertidos. Entre las soluciones emergentes destaca la reoxigenación artificial, también conocida como hidrógeno verde, una técnica que busca inyectar oxígeno en las aguas más afectadas.
Lhyfe, una empresa europea especializada en hidrógeno verde, lidera uno de los proyectos más prometedores: utilizar el oxígeno generado durante la producción de hidrógeno en alta mar para reoxigenar los océanos. Este enfoque, llamado BOxIn, está siendo desarrollado en colaboración con la Universidad de Estocolmo, Flexens y Naciones Unidas.
El proyecto planea aprovechar el oxígeno resultante del proceso de electrólisis, mediante el cual se separan las moléculas de hidrógeno y oxígeno del agua utilizando energía renovable. Las instalaciones estarán situadas junto a parques eólicos marinos. El Mar Báltico será el escenario de prueba para analizar los efectos de inyectar oxígeno a través de sistemas difusores, una técnica previamente utilizada en aguas dulces.
¿Por qué reoxigenar los océanos?
La desoxigenación marina, o hipoxia, es un problema creciente ligado a la contaminación y al cambio climático. Las medidas habituales para abordarla, como la reducción de emisiones de CO₂ y la limitación de nutrientes, son procesos lentos y, en algunos casos, insuficientes. Según Patricia Handmann, asesora científica de Lhyfe, no existe una solución inmediata para revertir esta situación, lo que hace imprescindible explorar alternativas como la reoxigenación.
Este método ofrece una solución escalable y específica para zonas donde la recuperación natural es extremadamente lenta o inviable, permitiendo restablecer las condiciones necesarias para la vida marina.
Riesgos y desafíos
Aunque prometedora, la reoxigenación conlleva riesgos, como la sobreoxigenación localizada, que podría desestabilizar los ecosistemas. Por ello, Lhyfe colabora con expertos en oceanografía y centros de investigación como el CNRS francés para garantizar que los proyectos se implementen con rigor científico y metodológico.
El proyecto BOxIn, respaldado por Naciones Unidas dentro de su Década de los Océanos para 2024, se desarrollará en fases a lo largo de seis años. Durante este tiempo, se evaluarán los impactos ambientales y se buscará perfeccionar la técnica.
¿Podría aplicarse al Mar Menor?
Consultada sobre la posible utilidad de esta técnica para el Mar Menor, gravemente afectado por eutrofización e hipoxia estacional, Handmann señaló que la reoxigenación podría considerarse solo tras implementar medidas previas, como la reducción de nutrientes y el uso de métodos biológicos como zonas tampón o praderas marinas.
Si bien esta técnica no es una solución única para problemas complejos como los del Mar Menor, su potencial para mitigar la hipoxia y restaurar ecosistemas marinos abre nuevas posibilidades para enfrentar los retos ambientales en distintas regiones.
La innovación en el uso del hidrógeno verde no solo podría transformar la industria energética, sino también convertirse en una herramienta vital para proteger y restaurar nuestros océanos.
¿Qué es el hidrógeno verde?
El hidrógeno verde es un combustible limpio y sostenible que se produce a partir de la electrólisis del agua, utilizando energía renovable:
- Es un elemento químico simple que no emite gases contaminantes al liberar energía.
- Se puede utilizar en procesos industriales, movilidad pesada, o como sistema de almacenamiento de energía.
- Es una alternativa para descarbonizar sectores de la economía que son difíciles de electrificar, como el transporte marítimo o aéreo.
El hidrógeno verde se produce separando el hidrógeno del oxígeno del agua, y el oxígeno resultante se puede liberar a la atmósfera o aprovechar como subproducto. El electrolizador también genera calor que se puede utilizar para calefacción.
Esta alternativa es un elemento abundante en el universo y se encuentra en el agua, el amoníaco y los hidrocarburos. Para usarlo como combustible, es necesario separarlo de las otras moléculas, lo que requiere de mucha energía y es costoso. Sin embargo, puede convertirse es una de las soluciones para reducir las emisiones de gases contaminantes y luchar contra el cambio climático.
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