La ComisiĆ³n Europea fija para 2035 el fin de la venta de coches de combustiĆ³n

MƔs leƭdas

La ComisiĆ³n Europea ha lanzado un rotundo mensaje hacia dentro y hacia fuera de sus fronteras: si una empresa no incluye la lucha contra el cambio climĆ”tico entre sus prioridades, tendrĆ” cada vez mĆ”s complicado acceder y operar en el mercado europeo, el mĆ”s poderoso del mundo por poblaciĆ³n (casi 450 millones de habitantes) y poder adquisitivo.

Una de las seƱales mĆ”s claras estĆ” dirigida a la industria del motor. Bruselas ha propuesto que a partir de 2035 no se puedan vender autos ni furgonetas nuevos que emitan diĆ³xido de carbono, lo que en la prĆ”ctica significa vetar los motores de gasolina, diĆ©sel, gas e hĆ­bridos.

La ComisiĆ³n se alinea asĆ­ con lo que ya estaban proponiendo algunos paĆ­ses, con lo que varias firmas europeas, como Volvo o Volkswagen, habĆ­an puesto sobre la mesa y con las preferencias que estĆ”n mostrando en gran medida los consumidores. La medida es un mensaje a los fabricantes europeos para que aceleren su transformaciĆ³n hacia el coche elĆ©ctrico y una advertencia a las firmas de fuera para que cambien si quieren seguir haciendo negocio en Europa.

Aunque importante, el veto a los coches de combustiĆ³n no es la Ćŗnica medida que ha puesto sobre la mesa la ComisiĆ³n.

Bruselas, de hecho, se ha convertido en la capital mundial de la lucha contra el cambio climĆ”tico con la aprobaciĆ³n de los primeros proyectos legislativos para acelerar drĆ”sticamente la reducciĆ³n de emisiones de efecto invernadero durante esta dĆ©cada.

Europa fue el primer continente que se marcĆ³ el objetivo de lograr la neutralidad climĆ”tica (cero emisiones) en 2050 y ahora se adelanta al resto de la comunidad internacional en la fijaciĆ³n de las primeras medidas concretas para alcanzarlo.

El plan, bautizado con el estrambĆ³tico nombre en inglĆ©s de Fit for 55 (en forma para el 55, en inglĆ©s), incluye tambiĆ©n el objetivo de duplicar las energĆ­as renovables hasta alcanzar el 40% de cuota en 2030, la fijaciĆ³n por primera vez de objetivos obligatorios de eficiencia energĆ©tica y el endurecimiento de las condiciones del mercado de emisiones para elevar el precio de la tonelada de COā‚‚.

AdemĆ”s, se obliga al sector del transporte y al de la vivienda a crear su propio mercado de emisiones. Todo ello se complementa con un mecanismo de ajuste en fronteras que a partir de 2026 penalizarĆ” las importaciones en ciertos sectores de compaƱƭas cuya producciĆ³n no se ajuste a los estĆ”ndares europeos de limpieza.

ā€œLa economĆ­a de los combustibles fĆ³siles ha llegado a sus lĆ­mitesā€, ha sentenciado la presidenta de la ComisiĆ³n Europea, Ursula von der Leyen, tras la aprobaciĆ³n de toda una baterĆ­a de propuestas legislativas.

ā€œQueremos dejar a la prĆ³xima generaciĆ³n un planeta saludable y tambiĆ©n buenos empleos y un crecimiento que no daƱe a la naturalezaā€, ha aƱadido la dirigente europea. ā€œLas metas climĆ”ticas ya no son solo un objetivo polĆ­tico, sino tambiĆ©n una obligaciĆ³n legalā€, ha afirmado la presidenta de la ComisiĆ³n.

A partir de ahora, en los prĆ³ximos meses, la ComisiĆ³n tendrĆ” que pactar con el Parlamento Europeo y con los gobiernos de los Veintisiete todas estas medidas en una negociaciĆ³n que se prevĆ© dura. Y, una vez que estĆ© acordado todo el paquete normativo, los paĆ­ses tendrĆ”n que actualizar sus planes de energĆ­a y clima para ser mĆ”s ambiciosos.

El plan incluye la creaciĆ³n de un fondo social de 72.000 millones de euros en el perĆ­odo 2025-2032 para paliar el impacto que el encarecimiento del suministro energĆ©tico puede tener en la vida diaria de millones de ciudadanos europeos, tanto por los mayores costes en el transporte como por la mayor factura del consumo energĆ©tico en los hogares. Bruselas espera evitar asĆ­ que la lucha contra el cambio climĆ”tico desencadene protestas como la vivida en Francia con la llamada revuelta de los chalecos amarillos, que paralizĆ³ de manera espontĆ”nea y repentina buena parte del paĆ­s para protestar contra un aumento en la fiscalidad de los carburantes.

Durante los dos Ćŗltimos aƱos, la ComisiĆ³n y los paĆ­ses han estado negociando un endurecimiento de las metas de recorte de emisiones en lĆ­nea con lo que le exigĆ­a Naciones Unidas para cumplir con el Acuerdo de ParĆ­s. La UE se habĆ­a comprometido a mediados de la dĆ©cada pasada a reducir sus emisiones para 2030 un 40% respecto a los niveles de 1990. Sin embargo, se necesitaba mĆ”s ambiciĆ³n. A finales del pasado aƱo, Europa presentĆ³ ante la ONU su nueva propuesta: llegar a una reducciĆ³n del 55%. Bruselas reconoce que el salto requerirĆ” grandes esfuerzos en todas las industrias implicadas y un profundo cambio en el modelo de producciĆ³n y en el actual patrĆ³n de consumo de la mayorĆ­a de la poblaciĆ³n que pretende impulsar con el paquete normativo presentado este miĆ©rcoles.

Transporte

Entre los cambios mĆ”s visibles figura la prohibiciĆ³n de coches con motor de combustiĆ³n a partir de 2035. Para que no se le tilde de premiar una tecnologĆ­a sobre otra, la ComisiĆ³n utiliza como referencia las emisiones de COā‚‚ ā€”el principal gas de efecto invernaderoā€• de los vehĆ­culos. En 2030, los turismos que se vendan deberĆ”n emitir un 55% menos de este gas (tomando como referencia las emisiones actuales). Para 2035, la reducciĆ³n deberĆ” ser del 100%, con lo que ya no podrĆ”n venderse coches nuevos y furgonetas de combustiĆ³n. Los vehĆ­culos que ya estĆ©n en circulaciĆ³n podrĆ”n seguir en activo. Pero fuentes comunitarias calculan que el desarrollo de un mercado de segunda mano de vehĆ­culos eficientes y la renovaciĆ³n natural del parque mĆ³vil llevarĆ” a que en 2050 hayan desaparecido los turismos que utilizan gasolina o diĆ©sel.

La apuesta por el vehĆ­culo elĆ©ctrico o con el combustible de hidrĆ³geno ā€”pensando en camiones y transporte aĆ©reo y marĆ­timoā€” llega acompaƱada de objetivos para desarrollar la imprescindible infraestructura de repostaje. El proyecto legislativo fija que a partir de 2035 se disponga de un puesto de recarga de electricidad cada 60 kilĆ³metros en las principales vĆ­as. Y cada 150 kilĆ³metros en el caso del hidrĆ³geno.

La apuesta por la electrificaciĆ³n del transporte que contemplan las normas aprobadas este miĆ©rcoles estĆ”n alineadas con los programas de recuperaciĆ³n que impulsa la UE. Se concreta, por ejemplo, en planes como el del coche elĆ©ctrico aprobado el martes por el Gobierno de EspaƱa y que cuenta con una financiaciĆ³n de 4.295 millones de euros para transformar la industria de la automociĆ³n.

El transporte y la vivienda, ademĆ”s, se incorporarĆ”n a un nuevo mercado de emisiones, en el que participarĆ”n las compaƱƭas que suministran energĆ­a a esos sectores. Bruselas espera que la fijaciĆ³n de un precio de las emisiones de COā‚‚ en esas actividades contribuya a su reducciĆ³n, dado que las empresas previsiblemente trasladarĆ”n el nuevo coste al consumidor final. La ComisiĆ³n considera imprescindible la medida para acelerar la reducciĆ³n en sectores de los que proceden gran parte de las emisiones.

Gasolina y diƩsel mƔs caros

La fiscalidad tambiĆ©n contribuirĆ” a acelerar la introducciĆ³n del coche elĆ©ctrico. La ComisiĆ³n propone reformar la directiva sobre impuestos energĆ©ticos para penalizar los combustibles con mĆ”s emisiones. Para ello, el proyecto prevĆ© cambiar la imposiciĆ³n por volumen por un gravamen en funciĆ³n de la carga energĆ©tica de cada combustible. La consecuencia es que la gasolina o el diĆ©sel soportarĆ”n un gravamen de 10,75 euros por gigajulio, mientras que la recarga con electricidad tendrĆ” una tasa de solo 0,15 euros.

La nueva fiscalidad tambiĆ©n penalizarĆ” el queroseno del sector de la aviaciĆ³n, que por primera vez estarĆ” sometido a una imposiciĆ³n, y al sector naviero.

Mercados de emisiones

El mercado de emisiones vigente, en el que participan las industrias responsables del 40% de ellas, se endurece, lo que previsiblemente elevarĆ” el precio de la tonelada de COā‚‚, situado ya en torno a los 50 euros. Bruselas propone que la contribuciĆ³n de esas industrias al objetivo general de reducciĆ³n de las emisiones de toda la economĆ­a europea pase del 43% actual al 61% en 2030. Ese incremento de 18 puntos se lograrĆ­a con un tajo de 117 millones al volumen de tĆ­tulos en el mercado (para encarecerlos) y a la reducciĆ³n progresiva de la entrega gratuita de esos tĆ­tulos.

Europa aspira a convertirse con las nuevas medidas en la referencia mundial de la lucha contra el cambio climĆ”tico durante una dĆ©cada que, segĆŗn los expertos, serĆ” crucial para contener la elevaciĆ³n de la temperatura del planeta y evitar catastrĆ³ficas consecuencias en los aƱos venideros.

Arancel climƔtico

Bruselas es consciente de que la UE, por sĆ­ sola, no puede evitar esa amenaza porque los 27 paĆ­ses del club comunitario solo son el origen del 9% de las emisiones de efecto invernadero planetarias. Pero la ComisiĆ³n confĆ­a en el efecto arrastre de unos estĆ”ndares aplicados a un mercado de 450 millones de habitantes.

Y, por si el ejemplo no cundiera, Bruselas propone la introducciĆ³n de un mecanismo de ajuste en fronteras que, por primera vez, penalizarĆ” las importaciones procedentes de los paĆ­ses donde flaquee la lucha contra el cambio climĆ”tico. El arancel ecolĆ³gico afectarĆ­a a sectores de gran consumo energĆ©tico, como la producciĆ³n de acero o aluminio. Y en las condiciones actuales del mercado golpearĆ­a sobre todo a Rusia, TurquĆ­a, China, el Reino Unido y Ucrania, segĆŗn un informe del gabinete de estudios Centre for European Reform. Bruselas confĆ­a, sin embargo, en que los principales socios comerciales de la UE adapten sus modelos de producciĆ³n y que el nuevo mecanismo de fronteras, cuya compatibilidad con las normas de la OMC ponen en duda algunos analistas, no tenga que aplicarse o solo en casos excepcionales.

Fuentes comunitarias precisan que el arancel se introducirĆ” de forma progresiva, durante una dĆ©cada, a partir de 2026, y de momento afectarĆ” solo a las importaciones de acero, aluminio, cemento, fertilizantes y electricidad. La UE comprobarĆ” la huella de COā‚‚ de la producciĆ³n de los exportadores. Y en caso de que en sus paĆ­ses no estĆ©n penalizadas esas emisiones, impondrĆ” un gravamen equivalente al que habrĆ­an pagado si produjera dentro del territorio comunitario. La introducciĆ³n de ese recargo avanzarĆ” en paralelo con la retirada de la concesiĆ³n gratuita de derechos de emisiĆ³n a las compaƱƭas de los mismos sectores que producen en Europa.

De momento, la amenaza de imponer este arancel ya ha despertado los recelos de la AdministraciĆ³n de Estados Unidos, que ha pedido pĆŗblicamente a Europa que aparque esta medida. En la reuniĆ³n de los ministros de Finanzas del G-20 que se celebrĆ³ el pasado fin de semana en Venecia (Italia), se incluyĆ³ en el comunicado final una menciĆ³n a la fijaciĆ³n de un precio de carbono ā€”algĆŗn tipo de gravamen que penalice las emisiones de COā‚‚ā€” como uno de los instrumentos para luchar contra el cambio climĆ”tico. Europa se queja desde hace aƱos de que, mientras la UE cuenta con su mercado de emisiones que ya penaliza el diĆ³xido de carbono, otras grandes economĆ­as no lo tengan y compitan en mejores condiciones.

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