El parque solar flotante se encuentra en el embalse portugués de Alqueva ocupa el equivalente a 6 campos de fútbol. Su ventaja es que ocupa un espacio que no podría utilizarse de otro modo.
Al estar sobre el agua, la producción de energía es más eficiente que en tierra, ya que los paneles no se calientan tanto y pueden durar más.
¿Qué es un parque solar flotante?
Un parque solar flotante es una planta de producción de energía limpia muy parecida a los parques solares en tierra que todos conocemos pero ubicados sobre cualquier tipo de superficie acuática. De hecho la mayoría de los elementos utilizados son exactamente los mismos, sólo diferenciándose en la estructura sobre la que se montan los módulos solares.
¿Cómo es la estructura de los parques solares flotantes?
Los paneles solares en parques solares en suelo suelen ir montados en una estructura metálica que va hincada o lastrada al suelo. Su principal función es mantener los paneles orientados adecuadamente antes las inclemencias meteorológicas.
En el caso de un parque solar flotante esta estructura flota en el agua y puede ser de diferentes tipos, su misión es similar a la estructura de los parques solares en tierra pero con los retos que añade hacerlo sobre el agua como por ejemplo hacer frente al oleaje o las variaciones del nivel del agua.
¿Necesitan los paneles solares luz directa del sol para funcionar?
No siempre podemos instalar nuestros paneles solares de forma que reciban luz solar directa como nos gustaría. Puede que nuestra casa quede a la sombra de un gran árbol u otro edificio. Puede que vivamos en una región muy nubosa donde llueva mucho. O puede que esté orientada al norte. No obstante, estos escenarios son menos problemáticos de lo que podríamos pensar a priori.
¿Y por qué no es tan importante que reciban luz directa del sol? Porque las placas solares de nuestra instalación fotovoltaica de autoconsumo están diseñadas para producir electricidad a partir de los fotones presentes en la luz natural del día. Este proceso se da siempre que hay luz natural: cuando los paneles solares reciben directamente la luz de los rayos del sol, pero también cuando llega de forma difusa o indirecta, porque ambas transportan fotones. Por ejemplo, si la luz se filtra a través de las nubes o si rebota desde superficies cercanas como las paredes de otro edificio.