En Petrel se construye la base más moderna de la Antártida

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Un equipo de ingenieros del Ejército Argentinos fue desplegado este verano en la Antártida para montar la nueva casa habitable de la base Petrel, un conjunto de miles de piezas, bulones, tuercas y arandelas de 300 toneladas de acero, que fue diseñado y construido por el astillero estatal Tandanor para tolerar los desafíos climáticos del continente blanco.

El proyecto concebido por el astillero es un edificio de varios módulos de los cuales se instalaron los cimientos durante la campaña antártica del año pasado, mientras que este año se avanza en las primeras estructuras habitables.

El jefe del sector Infraestructura de la dirección de Infraestructura y Construcción de Tandanor, el ingeniero naval y mecánico José Luis Oca, debió volar en un Hércules C-130 a la Base Marambio para abordar un helicóptero que lo trasladó al rompehielos “Almirante Irízar” en el que navegó hasta la base Petrel, para coordinar la primera etapa de construcción durante enero pasado.

Oca relató a Télam: “Lo que estamos desarrollando en Petrel es la casa habitable que va a ser ocupada por los científicos y el personal que presta servicio en cada campaña, es una estructura de seis módulos de los cuáles se colocaron los cimientos y, este verano, está previsto construir el primero, se trata de una construcción de 800 metros cuadrados cubiertos, compuesta de miles de piezas que en total pesan más de 300 toneladas”.

“Los componentes que quedan expuestos a las condiciones climáticas fueron construidos en acero de alta resistencia y todos los que conforman la estructura fueron galvanizados en caliente a una temperatura de 500 grados centígrados”, detalló.

El ingeniero advirtió que “la Antártida condicionó el desarrollo del proyecto desde las primeras instancias en las que teníamos reuniones con integrantes del Comando Conjunto Antártico que, por un lado, nos daban los datos del clima y la meteorología que tenía que poder soportar la estructura y, junto a eso, nos explicaban las limitaciones que esto le impone a la logística para llevar cualquier cosa hasta allá”.

“Por un lado teníamos las necesidades de quienes tienen que habitar la base y hacer ciencia allá, y entendíamos que necesitábamos darles suficientes metros cuadrados para vivir con relativa comodidad; pero para eso teníamos que escuchar a los responsables del equipo de construcción que necesitaban que la estructura tuviese la menor cantidad de piezas posibles para que todo se pueda montar rápido, y a los responsables de los helicópteros que nos explicaban que las piezas tenían que tener un límite de peso para los traslados, y a los responsables del rompehielos, que nos explicaban de la restricción de tamaño de los componentes para que pueden entrar y salir de la bodega del buque”, detalló.

Oca ponderó que “la nueva estructura de Petrel tomó en cuenta todas las innovaciones tecnológicas de las últimas décadas y todo el conocimiento científico sobre las condiciones climáticas y geográficas de la Antártida que se produjo en este tiempo, y también estudiamos los proyectos de países que construyeron bases antárticas en los últimos años; con todo eso se consolidó un diseño que, además, tuvo en cuenta particularidades de la idiosincrasia argentina que, quizá, no se contemplan en bases de otros países, como por ejemplo una buena cantidad de metros cuadrados en cada ambiente para que quienes deban pasar varios meses en su interior cuenten con mayor comodidad”.

El profesional precisó que “estas 300 toneladas de acero viajaron en buque hasta Ushuaia y, desde allí, el rompehielos ‘Almirante Irízar’ las trasladó en sucesivos cruces hasta Petrel; durante el verano anterior se llevaron los cimientos que fueron instalados por la dotación saliente y el objetivo de este verano es el montaje del primer módulo“.

La base Petrel es concebida en este proyecto de reactivación como un nodo multimodal con capacidad para disponer de dos pistas de aterrizaje y un muelle de carga, que facilite la proyección argentina hacia el Polo Sur y pueda prestar servicio a programas antárticos de otros países, sus futuras instalaciones dispondrán además de importantes facilidades científicas y la capacidad de operar como centro de respuesta a emergencias en la región.

El jefe del Comando Conjunto Antártico, general de Brigada Edgar Calandín, afirmó a Télam que “las tareas de apoyo a la ciencia y los desarrollos tecnológicos que se realizan en nuestras bases y en colaboración con programas antárticos de otros países son un ejercicio de soberanía; el avance en la recuperación de la base Petrel materializa una nueva puerta de entrada al Sector Antártico Argentino, que es mucho más que un punto logístico porque, además de poder operar con aviones y buques, va a disponer de la más moderna infraestructura para funcionar al servicio de la Ciencia, como centro de prevención de emergencias y como enlace para operar desde allí hacia la Antártida profunda”.

“Otro desafío que tenemos por delante es la adquisición de nuevos medios, en lo inmediato estamos gestionando la incorporación de aeronaves de transporte y esperamos que pronto avance el proyecto para la construcción de un nuevo buque de transporte polar, que nos dé mayor versatilidad en la organización de las campañas antárticas para no recargar tantas tareas sobre el rompehielos ‘Almirante Irízar'”, añadió.

Y reflexionó: “Creo que Argentina debe continuar afianzando los cimientos institucionales de su presencia en la Antártida, cada vez más organismos y agencias públicas deberían estar presentes y junto a ellos también las provincias con litoral sobre el Atlántico Sur; también tenemos que fomentar la participación de la sociedad civil en las cuestiones antárticas (,,,) y pensar mecanismos para que la mayor cantidad de argentinos posible conozcan este continente a través del turismo u otra actividad sustentable y compatible con los cuidados ambientales“.

“También estamos construyendo nuevos cimientos físicos de la presencia en la Antártida, mientras avanza la construcción de los nuevos edificios de la base Petrel ya se comenzó con una iniciativa para desarrollar la nueva infraestructura de las bases Carlini y Brown; y podríamos decir que también avanzamos con los cimientos sociales, porque estamos trabajando para establecer una ‘universidad’ en la Antártida a través de acuerdos para que los jóvenes que invernan en base Esperanza puedan estudiar allí, cursando algunos contenidos de manera presencial y otros a distancia, y que ese mecanismo de estudio pueda además ser aprovechado por las dotaciones de otras bases del norte de la Península Antártica”, destacó.

“Hoy la Argentina está rediseñando su política antártica y eso se va a materializar en breve con una nueva directiva de política antártica, que tiene como centro de gravedad la investigación, el desarrollo y la evolución, esto va a permitir que concretemos un nuevo plan director de evolución con una búsqueda de integración cooperativa de todas las agencias del estado como expresión de soberanía”, completó Calandín.

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