La capa de ozono, es una franja frágil de gas que protege la Tierra de los efectos nocivos de los rayos solares, ayudando así a preservar la vida en el planeta. Durante años, ciertos productos químicos la han ido dañando, poniendo en peligro la vida en el planeta.
El objetivo principal del Protocolo de Montreal es la toma de medidas para controlar la producción total mundial y el consumo de sustancias que agotan la capa de ozono, con la finalidad de eliminarlas. La aplicación de este protocolo ha progresado adecuadamente tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo, respetando todos los calendarios de eliminación, incluso en algunos casos, mucho antes de lo previsto.
Según el ex Secretario General Kofi Annan: “El Protocolo de Montreal es tal vez el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha”. Cierto es, que gracias a este esfuerzo colectivo a escala mundial, la capa de ozono se está recuperando y se espera que para 2050 recupere su grosor, alcanzando niveles anteriores a los de 1980.
Soluciones Globales para un desafío a contrarreloj
Bajo el Pacto Verde Europeo el pasado 14 de julio, la Comisión Europea lanzó un ambicioso paquete de medidas conocido como “Objetivo 55” o “Fit for 55”con el que se pretende lograr una reducción del 55% de las emisiones de CO2 en el continente antes de 2030. Según el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (IPCC), muchos de los efectos del calentamiento global son ya una realidad irreversible, especialmente en océanos y zonas del ártico.
Con esta afirmación, los objetivos fijados ya no son aspiraciones ni ambiciones, sino obligaciones que todos debemos asumir.
