Al menos 18 personas murieron y otras 14 se encuentran desaparecidas debido a los efectos del tifón Lekima que azota a China.
Las víctimas se registraron después de que un embalse se desbordase por las fuertes lluvias en la provincia de Zhejiang, donde la tormenta tocó tierra esta madrugada.
Un corrimiento de tierras causado por fuertes lluvias bloqueó los ríos de la zona, lo que provocó que los niveles del agua del embalse crecieran hasta diez metros en diez minutos, atrapando a 120 habitantes de un pueblo cercano.
A las muertes por el fenómeno en China se suma la de un hombre de 64 años que falleció tras caer de un árbol en Taiwán mientras trataba de podar las ramas como precaución ante el tifón.
La agencia oficial Xinhua informó que más de un millón de personas fueron evacuadas antes de la llegada de Lekima.
La provincia de Zhejiang evacuó a más de 700.000 personas, de las que 110.000 fueron alojadas en refugios, mientras que en la ciudad de Shanghai otras 253.000 fueron desplazados a lugares seguros.
Con vientos de hasta 187 kilómetros por hora, este tifón -el más potente desde 2014- obligó a cancelar cientos de ferris y 288 vuelos, así como a cortar tramos de algunas líneas ferroviarias.
El tifón, el noveno del año que llega a China, tocó tierra este sábado a las 01.45 hora local (15.45 de ayer en la Argentina) cerca de la ciudad de Wenling, y se espera que también cause fuertes tormentas en las provincias de Anhui, Fujian y Jiangsu.
A pesar de que seguirá dirigiéndose hacia el norte a una velocidad de unos 15 kilómetros por hora, las autoridades meteorológicas de China aseguraron que el tifón se debilitará paulatinamente.
El organismo, que ayer había emitido una alerta roja -la más grave de las cuatro del sistema nacional de emergencias-, la rebajó hoy al segundo nivel, naranja, porque el Lekima pasó de supertifón a tifón, con vientos de hasta 144 kilómetros por hora.