Un gran incendio forestal en la región que rodea Berlín puso de relieve los estragos de la sequía que sufre Alemania, tras un verano inusualmente tórrido para esta zona y una ausencia de precipitaciones que han dejado los bosques resecos y los niveles de los ríos a mínimos.
Cuando se pronosticaba cierto alivio por la entrada de dos frentes lluviosos, las imágenes de los bosques en llamas y la evacuación de tres poblaciones en el ‘Land’ (estado federado) de Brandeburgo ocuparon la atención informativa.
Unas 400 hectáreas de bosque habían ardido tras declararse a última hora del jueves sucesivos focos de incendio al sur de Berlín, la mayoría de los cuales seguían activos, pese a los esfuerzos de unos 600 efectivos, entre bomberos, voluntarios y equipos de protección civil.
‘La situación está bajo control, pero se necesitarán varios días hasta que se puedan dar por extinguidos los focos’, informó el primer ministro de Brandeburgo, el socialdemócrata Dietmar Woitke, después de que se autorizara el regreso a sus casas de algunos de los 450 habitantes evacuados durante la noche.
Fueron tres las poblaciones en las que se procedió a desalojar a sus habitantes, una evacuación que tuvo lugar de forma ordenada y sin incidentes, prosiguió Woitke, pero a lo largo de la mañana se habían desatado nuevos focos en la región.