Las erupciones volcánicas pueden ser graves y muchos países sufren las consecuencias. En cuanto a la afección global, sus efectos serían sentidos en todas partes del mundo. Se provocarían cambios sustanciales: por ejemplo, la nieve caería en verano.
Son fenómenos que se da cada 100 años y en los últimos dos siglos no se produjeron. Según el sitio RT, Por esta razón es que ahora sí estaríamos próximos a esta situación que no se observa desde hace muchísimo.
De hecho, la última erupción global tuvo lugar en Krakatoa, Indonesia, en 1883. En Europa causó extraños atardeceres. De hecho, ni siquiera fue la explosión más fuerte del siglo XIX.
En Tambora, 1815, la erupción tuvo una magnitud tal que su explosión se escuchó a 2.500 km de distancia. La nube de ceniza generó un año sin verano y se alteró el curso de la historia: se provocaron descensos de temperatura y masivas lluvias, generándose epidemias, hambrunas y revueltas.
La muerte masiva de caballos, fruto de este evento, generó que el ser humano debiera realizar otros instrumentos de transporte (como la bicicleta).
Las erupciones globales no se pueden realizar de un día para el otro, aunque de igual modo los científicos continúan estudiando eventuales cambios en el panorama del planeta.