Baker Perry vio el cambio climático cara a cara. Doctor en Geografía y profesor en el Appalachian State University de Carolina del Norte, investiga cómo el calentamiento global afecta la circulación atmosférica, la nieve y el hielo.
Es explorador de National Geographic, dirigió 21 expediciones en los Andes y participó en la instalación de cinco estaciones meteorológicas por encima de los 5.000 metros de altura (entre ellas la que se ubica cerca de la cima del volcán Tupungato, en la frontera entre la Argentina y Chile, y otra a 8.430 metros en el monte Everest).
Con motivo del Día Internacional contra el Cambio Climático, dialogó con Ámbito y describió su experiencia frente al fenómeno en primera persona, advirtió sobre el derretimiento de los glaciares y sus consecuencias cada día más visibles en las ciudades de todo el mundo.
“La mayor parte del planeta está siendo afectado por olas de calor, megasequías o lluvias tremendas con inundaciones”, alertó. Para Perry, el camino para enfrenta la crisis pasa por “trabajar en varios niveles: desde las bases, como individuos y como sociedad, a la vez presionar a los políticos a nivel nacional internacional y también con el sector privado”.
Periodista: ¿Qué puede observar en las montañas?
Baker Perry: Es la crisis de nuestra era y se está viendo cada vez más en los glaciares de montaña y en los registros de acumulación de nieve. Hay mucho derretimiento y varios glaciares que ya no existen, lo que indica que el agua está desapareciendo en todo el mundo y, como sabemos, el agua es vida.
P: ¿El efecto se siente menos en las ciudades?
BP: También son afectadas por el calentamiento. En Miami, por ejemplo, es notorio el ascenso del nivel del mar. La mayor parte del planeta está siendo afectada por olas de calor, megasequías o lluvias tremendas con inundaciones. Europa está batiendo los récords de precipitaciones, y todo eso está conectado y relacionado con el ascenso de temperatura y el cambio climático.
P: ¿Existe conciencia en las sociedades de la gravedad?
BP: En general hay una conciencia en los países de Latinoamérica, especialmente en los andinos, porque los efectos se ven directamente. También en Estados Unidos noto una mayor concientización en los últimos cinco años porque sufrimos olas de calor y eventos extremos. Estamos asistiendo a un cambio en la percepción. A nivel global existe preocupación hacia el futuro y hay más acción política también. Veo especialmente en los los jóvenes una energía y ganas de realizar cambios. Hay que trabajar en varios niveles: desde las bases, como individuos y como sociedad, a la vez presionar a los políticos a nivel nacional internacional y también con el sector privado.
P: ¿Qué podemos aprender de los mapas de calor?
BP: Los mapas de calor muestran el cambio de temperatura y las regiones del plante con mayor calentamiento desde la última década del siglo XIX al presente. Allí vemos claramente que el Ártico registro el mayor ascenso de todo el planeta, con pérdida de hielo y la nieve que influye directamente en el clima. También se refleja que los océanos registran un menor calentamiento que la superficie terrestre, porque tienen un volumen de agua muy grande donde guardar ese calor.
P: ¿Cuál es el papel de las estaciones meteorológicas de montaña?
BP: Podemos tener datos de las temperaturas y los niveles de humedad y también de la energía que está llegando del sol y se refleja de la nieve. En el Everest vimos que la intensidad de la radiación solar es increíble a esa altura, y la nieve se derrite por esa intensidad aunque la temperatura esté por debajo de cero, incluso a 10 o 15 grados bajo cero. Ese efecto es algo nuevo y no era tenido en cuenta por los modelos de proyecciones. El derretimiento por debajo de cero en la zonas más altas del planeta muestran hasta qué punto los glaciares son vulnerables al calentamiento global.