La aparición de cada vez más lagos de deshielo en Groenlandia, y en lugares donde no se esperaba, está causando preocupación en la comunidad científica debido a la aceleración del impacto del calentamiento global.
La desintegración del manto de hielo de Groenlandia es actualmente el mayor factor contribuyente al aumento del nivel del mar y no parece que el ritmo desenfrenado de este desmembramiento impulsado por el cambio climático vaya a ralentizarse.
Entre 1992 y 2018 perdió 3,8 billones de toneladas de hielo, una cantidad abrumadora para un periodo tan breve. Si se derritiera todo el manto de hielo, el nivel del mar aumentaría unos seis metros.
Una nueva misión de investigación ha aprovechado la tecnología de última generación para generar un conjunto de datos con un nivel de detalle sin precedentes de este titán glacial. Se analizaron dos décadas de fotografías tomadas por el satélite Terra de la NASA —18.000 imágenes que abarcan todo el manto de hielo y documentan cada día de cada época de deshielo del 2000 al 2019— que proporcionaron un atlas temporal de la proliferación de los preocupantes lagos de agua de deshielo en la superficie.
El estudio reveló que la cantidad de lagos del manto de hielo ha aumentado una media de un 27 por ciento en las dos últimas décadas. Los últimos nueve años han estado plagados de puntos extremos: en 2019 se documentó la quinta mayor cantidad de lagos en esa época y el resto de los máximos se observaron en 2011, 2012, 2015 y 2016.
Al presentar el trabajo, los científicos declararon que el cálido verano ártico de 2019, que salpicó el hielo de lagos de agua de deshielo, podrían ser el “nuevo paradigma” de Groenlandia.
Pero además de la cantidad de lagos, lo que llamó la atención fueron las ubicaciones. El manto de hielo se parece a una cúpula, ya que se eleva hacia el interior. Las imágenes determinaron que los lagos estaban apareciendo a 2000 metros de altura en el interior del manto de hielo —muy lejos de los bordes irregulares de la masa de hielo que sobresalen hacia el mar—, lugar donde no se preveía que aparecieran hasta 2050.
Ocurre que a dichas elevaciones, los lagos pueden drenarse por las grietas y llegar hasta el vientre del manto de hielo, lo que proporciona una capa lubricante y podría hacer que fluya más deprisa, acelerando su inestabilidad y su desaparición en última instancia.
Si los lagos están apareciendo a elevaciones superiores en el interior, se trata de un síntoma evidente de que el manto de hielo está calentándose.
Los lagos de agua de deshielo aparecen cuando las temperaturas suben tanto que el hielo se derrite y se encharca, por lo que son “un indicador visual bastante bueno de cuánta agua de deshielo circula sobre el manto de hielo”, explica James Lea, glaciólogo y becado del proyecto Future Leaders de la organización UKRI en la Universidad de Liverpool que presentó la investigación.
Aunque el agua de los lagos no siempre se drena a través del hielo, sí tiene la capacidad de hacerlo. El agua es más densa que el hielo, así que si llega a una grieta estrecha y hay agua suficiente, la presión puede hacer que la grieta se abra. Ese proceso, denominado fracturación hidráulica, no suele detenerse una vez se pone en marcha, así que los lagos de agua de deshielo pueden generar cascadas gigantescas que se introducen directamente en el lecho de roca bajo el manto de hielo.
Aún no está claro cómo afecta el agua de deshielo a los movimientos del manto de hielo. En algunos casos, en elevaciones inferiores cerca de la costa, los complejos movimientos hidrológicos podrían ralentizar el flujo del manto de hielo.
A elevaciones superiores, se cree que si se introduce agua de deshielo entre las grietas y llega al lecho de roca puede lubricar el hielo superior, algo parecido al chorro de aire bajo un aerodeslizador. Esto podría acelerar a corto plazo la migración del manto de hielo hacia la costa.
Hay muchos procesos funcionando entre el manto de hielo y el lecho de roca, lo que crea cierto grado de incertidumbre sobre si este drenaje contribuye o no al flujo de varias secciones del manto de hielo. Con todo, que los lagos aparezcan a elevaciones superiores en el interior del manto de hielo resulta preocupante, ya que suministran agua de deshielo a zonas que normalmente no la reciben. Si esas cascadas potencian el flujo de hielo, algunas partes del manto de hielo llegarán a elevaciones inferiores. Por consiguiente, el núcleo del manto de hielo adelgazaría y permitiría la circulación del aire más cálido de altitudes inferiores sobre él, lo que calentaría aún más el hielo, dando lugar a un ciclo de retroalimentación peligroso.
Por eso es de vital importancia saber la cantidad de lagos que están apareciendo en lo alto del manto.
Un aumento de un 27 por ciento en la cantidad de lagos es preocupante, pero no sorprendente, ya que los científicos han presenciado con el paso del tiempo cómo estos lagos se agrandaban, aparecían antes y surgían a más altitud. En trabajos anteriores se ha necesitado cierta extrapolación para determinar tendencias a largo plazo, pero los nuevos datos demuestran que “nada de esto es hipotético”.
No aparece un mayor número de lagos, incluidos los de más elevación, solo porque la atmósfera esté calentándose. El agua de deshielo suele filtrarse hasta una capa de nieve esponjosa dentro del manto de hielo. Pero un estudio reciente de MacFerrin determinó que la franja nieve porosa está siendo anulada por una capa mucho menos permeable de agua de deshielo congelada, lo que impide que se filtre el agua de deshielo superficial y permite que se encharque y forme lagos.
Introducir una gran cantidad de agua caliente en el interior del manto de hielo de Groenlandia es un fenómeno poco estudiado, pero es improbable que sea bueno.
Tampoco existe una relación unívoca sencilla entre una mayor escorrentía de agua del deshielo y una mayor cantidad de lagos.
Con todo, afirma National Geographic, está claro que hay más lagos que antes, una tendencia que continuará en un mundo en proceso de calentamiento.