La selva amazónica, que tiene un papel clave en la regulación del sistema climático global, ha sufrido en los últimos años sequías que dispararon la mortalidad de los árboles, aunque un nuevo estudia apunta a que aquellos que son más viejos y altos resisten mejor la falta de agua.
Un estudio ahonda en la sensibilidad de la fotosíntesis de los árboles tropicales ante las sequías, un factor hasta ahora poco conocido.
Un equipo de la Universidad estadounidense de Columbia dirigido por Pierre Gentine señala que los árboles que tienen más de 30 metros de altura son ‘tres veces menos sensibles a la sequía que los que tienen menos de 20 metros’.
Los bosques más altos de la Amazonía son también los más viejos, tienen más biomasa y un sistema de raíces más profundo, lo que les permite alcanzar la humedad más profunda del terreno durante las estaciones secas y eso les hace más resistentes a la sequía, indicó un comunicado de Columbia.
Sin embargo, este tipo de árboles son también ‘más vulnerables’ a la sequedad atmosférica y al calor pues sus hojas tienen un menor contenido de agua, lo que hace que el proceso de fotosíntesis sea más adaptable a la falta de agua en el terreno, pero más sensibles a las fluctuaciones del agua en el aire.