Entre 1880 y 2012 hay evidencia de que la temperatura media global aumentó en 0,85 °C. Es esperable que este siglo el promedio se proyecte a subir entre 1 °C y 3,7 °C, con un incremento de entre 1 °C y 2 °C para 2050, aunque algunos escenarios extremos regionales predicen aumentos de temperatura más alta. Por otro lado, la región de América Latina y el Caribe, si bien es una de las que menos colabora en la emisión de gases de efecto invernadero, es una de las más vulnerables a los efectos del cambio climático. Estas son dos de las principales conclusiones del informe que recientemente publicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) titulado La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe: paradojas y desafíos.
La publicación salió a la luz el mismo mes en que se produjeron manifestaciones globales contra el cambio climático, que incluyeron unas 2.800 ciudades. Entre ellas se encontraba Nueva York, donde el domingo 21 de setiembre se congregaron unas 300 mil personas, dos días antes de la cumbre que se desarrolló en la ciudad estadounidense.
En su informe, la Cepal advierte que el actual desarrollo mundial no es sostenible teniendo en cuenta su impacto sobre las condiciones económicas, sociales y medioambientales. “El cambio climático, que es esencialmente resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero, es perceptible en fenómenos como el aumento de las temperaturas medias globales, alteraciones en los patrones de precipitaciones, el aumento de los niveles del mar, la criosfera y la reducción de los cambios en el patrón de los fenómenos meteorológicos extremos”, afirma la publicación.
Por otro lado, el organismo establece que hasta la fecha se han realizado escasos avances y advierte que los efectos del cambio climático se harán sentir con mayor dureza durante este siglo, a menos que se logre un acuerdo de manera urgente para frenarlo. Para estabilizar la situación, es necesario reducir el actual nivel de emisiones per cápita de las siete toneladas a las dos toneladas para 2050.
La región
De acuerdo al estudio, los costos económicos de este problema en América Latina y el Caribe están estimados entre el 1,5% y el 5% del PIB de la región. Algunos sectores se verán especialmente afectados, como por ejemplo la agricultura, que es especialmente sensible a las condiciones climáticas. Estas pérdidas, a su vez, implicarán efectos múltiples, no solo en el 22% de la población de la región que se dedica a la agricultura (cifra aplicable a Uruguay), sino en el incremento de la pobreza y una mayor dificultad para asegurar el abastecimiento de alimento.
Otro aspecto que se destaca de la región es el rápido aumento de consumo de gasolina y de vehículos particulares, por la mejora en la calidad de vida pero también por la ausencia de un sistema de transporte público masivo de calidad, aspectos que contribuyen al cambio climático.
En cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero, Uruguay es uno de los Estados que menos los produce por habitante en la región. Las emisiones per cápita en la región fueron en 2011 de 7,04 toneladas de CO2, mientras que en el mundo el promedio fue de 6,6 toneladas. Uruguay, por su parte, se encuentra por debajo de este promedio, ya que registra 4,3 toneladas, situándose solo por encima de países de América Central y el Caribe como Cuba, Guatemala, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica y Haití.