La Argentina sancionó en 2007 la Ley de Protección de Bosques con el objetivo de frenar la deforestación. Pero su aplicación brilla por su ausencia. Entre 2007 y 2014, se perdieron alrededor de 5 millones de hectáreas, una provincia de Jujuy entera, de acuerdo a un reciente informe del Banco Mundial.
Y precisa que el 90% de la deforestación se produjo en las provincias del norte. En el Gran Chaco, en los primeros ocho meses de 2016, en Salta, Santiago del Estero, Formosa y Chaco, se desmontaron 60.188 hectáreas para desarrollos agropecuarios, lo que equivale a la superficie de tres ciudades como Buenos Aires.
El Análisis Ambiental para la Argentina del Banco Mundial de octubre último sitúa la degradación ambiental (el desmonte, las inundaciones urbanas y ribereñas, la contaminación del aire, el uso de agroquímicos, entre otros factores) en el 8,1% del PBI argentino, calculado en unos 40 mil millones de dólares.
‘Los supuestos beneficios de los emprendimientos económicos, con el avance de la frontera agropecuaria, son de corto plazo. Pero los costos están en el largo plazo. El daño al suelo es el costo más grande de la deforestación. El objetivo es que, con datos y evidencias del daño ambiental que presenta el reporte, se puedan decidir políticas públicas que protejan el crecimiento sustentable’, señaló Jesko Hentschel, director del Banco Mundial.