La superficie deforestada de la Amazonía fue de 4.656 km2 en el período agosto de 2011-julio de 2012, la más baja desde que existen registros oficiales en la materia, lo que supone una reducción de 27% en relación con los doce meses precedentes, informó el gobierno brasileño.
‘Es la menor tasa de la historia desde que Brasil comenzó la medición’ de la deforestación amazónica en 1988, anunció la ministra de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, al difundir los resultados.
La medición de selva destruida corresponde al período anual de agosto de 2011 a julio de 2012, y fue la cuarta reducción anual consecutiva desde 2009. En 2011 la deforestación alcanzó 6.418 km2, hasta entonces el menor nivel histórico.
‘Creo que es la única buena noticia ambiental en el mundo’, celebró Teixeira, quien aseguró que su gobierno no cejará en el empeño de mejorar la fiscalización de la tala ilegal, a la vez que anunció un sofisticado sistema electrónico para poner multas a quienes deforesten la Amazonía.
Ese sistema permitirá que el infractor sea informado en el lugar de la penalización y que la información llegue a una base de datos nacional.
Brasil, uno de los responsables del cambio climático debido a la destrucción de sus selvas y bosques que liberan grandes masas de CO2 al dejar de ser retenidas por la vegetación, había alcanzado un pico histórico de deforestación en el período 2003-2004 de 27.772 km2.
Los ambientalistas conmemoraron los números, en un año en que Brasil dio luz verde a una polémica reforma de la ley de bosques que muchos consideraron una amenaza a la conservación del medio ambiente en favor de la gigantesca agricultura del país.
La reforma fue impulsada por el poderoso lobby agropecuario en el Congreso, e hizo temer una nueva ola de deforestación.
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‘El resultado de la deforestación del último año es un buen indicador de que el gobierno está en el camino correcto para acabar con la deforestación, el gran desafío era disminuir ese umbral de más de 6.000 km2 destruidos por año, sobre todo porque hoy los métodos de los deforestadores son mucho más sofisticados que antaño y exigen más fiscalización’, afirmó el responsable del Instituto de Investigación Amazónica (IPAM), Paulo Moutinho.
Pero también advirtió que el gobierno ‘no puede bajar la guardia, porque todavía hay amenazas que pueden volver a impulsar la deforestación, como son las grandes obras de infraestructura (hidroeléctricas y carreteras) en la Amazonía; la aplicación de la nueva ley de bosques tiene que ser muy cuidadosa, e incentivar una agropecuaria más productiva que no presione el bosque’.
Un grupo de ONGs en Brasil están empeñadas en llevar al Congreso una ley de iniciativa popular que prohíba la destrucción de la selva y comprometa al país con cero deforestación, y para la que ya cuentan con 600.000 del 1,5 millón de firmas de electores necesarias, explicó el coordinador de la campaña Amazonía de Greenpeace, Marcio Astrini.
‘El resultado de la deforestación del último año muestra que es posible acabar con la deforestación en la Amazonía de Brasil, incluso con un récord de producción agrícola como el que el país ha alcanzado este año, pero solo celebraremos cuando la deforestación haya terminado y el gobierno la tenga bajo control’, afirmó Astrini.
En la Cumbre del Clima de la ONU en Copenhague, en 2009, Brasil se comprometió a reducir la deforestación amazónica en 80% hasta 2020. Brasil anunció que hasta la fecha ya ha logrado reducir la destrucción de la selva en 76,27%. ‘Estamos a apenas cuatro puntos de nuestro objetivo para 2020’, explicó la ministra.
Brasil tiene 5 millones de km2 de selva y bosques, que representan 60% de su territorio, y el 80% de la Amazonía continúa preservado, según datos oficiales.
La deforestación en Brasil se calcula utilizando imágenes satelitales. El dato anual es anunciado hacia finales de año, con un margen de error de 10%, informó el oficial Instituto de Investigaciones Espaciales encargado de los estudios.
