La combustión de carbón, gas y petróleo es una de las causas principales de la emisión (y acumulación) de dióxido de carbono a la atmósfera, causante a su vez del efecto invernadero y del cambio climático.
Cuatro expertos en energÃa y recursos renovables del University College de Londres (UCL, universidad pública del Reino Unido) han calculado ahora la proporción de petróleo, gas y carbón que deberÃa dejar de utilizarse (sin tan siquiera extraerlo del subsuelo) si se quiere alcanzar -con al menos un 50% de probabilidades de acierto- el objetivo climático global marcado en el Acuerdo de ParÃs, es decir, evitar que la temperatura media mundial se eleve 1,5 ºC respecto a la registrada antes del inicio de la era industrial.
Para el carbón, la respuesta (el cálculo) es rápido y relativamente sencilla: el 90% del mineral existente en la actualidad en el subsuelo terrestre debe seguir donde está (sin extraerlo ni, por supuesto, quemarlo), según exponen los autores del estudio en un artÃculo de presentación de resultados que se publica en la revista Nature.
Los modelos energéticos y climáticos utilizados por estos expertos indican que, por lo menos hasta 2050, deberÃan seguir bajo tierra -sin extraerse, ni explotarse- “casi el 60% del petróleo y el gas metano fósil”.
“Además, estimamos que la producción de petróleo y gas debe disminuir a nivel mundial en un 3% cada año hasta 2050. Esto implica que la mayorÃa de las regiones deben alcanzar el pico de producción ahora o durante la próxima década, haciendo inviables muchos proyectos operativos y planificados de combustibles fósiles”, indican los autores del estudio.
Quizá se quedan cortos…
Los autores, además, reconocen que quizás se queden cortos en sus cálculos y si sea necesaria una mayor reducción en la extracción de hidrocarburos si se quiere tener una mayor certeza de que la humanidad puede alcanzar el objetivo principal marcado en los Acuerdos de ParÃs. Como se ha indicado anteriormente, en este estudio el cálculo de reducciones se ha realizado para tener un 50% de probabilidades de alcanzar el objetivo del Acuerdo de ParÃs.
Las reservas requeridas no extraÃdas se estiman como el porcentaje de la base de reservas de 2018. Esto debe ser del 58% para el petróleo, el 59% para el gas metano fósil y el 90% para el carbón en el horizonte temporal de 2050.
El autor principal del estudio, Dan Welsby (investigador en el Instituto de Recursos Sostenibles de la UCL) recuera que, “en 2015, 196 partes [paises] firmaron el Acuerdo Climático de ParÃs, con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global promedio muy por debajo de 2 °C, con 1,5 °C como objetivo deseado”.
“Desde entonces, el Informe especial del IPCC sobre 1,5 °C, sucesivos informes de producción y el Informe Net Zero de la Agencia Internacional de la EnergÃa han indicado sin lugar a dudas que se requieren recortes muy importantes en la producción de combustibles fósiles de inmediato para avanzar hacia las emisiones netas cero [de carbono a la atmósfera]; pese a lo cual, seguimos trayectorias de producción [de combustibles fósiles] que nos están moviendo en la dirección equivocada”, lamenta Dan Welsby.
“Nuestro nuevo artÃculo agrega más peso a la investigación reciente, lo que indica que la producción mundial de petróleo y gas metano fósil ya ha alcanzado su punto máximo. Desde una perspectiva regional, nuestros resultados sugieren un riesgo de transición significativo para los grandes productores de combustibles fósiles.
La producción de petróleo en paÃses de Oriente Medio, por ejemplo, deberÃa reducirse aproximadamente a la mitad en 2050 respecto a la producción actual.
En esta región que incluye a todos los paÃses del Golfo Pérsico, alrededor del 60% de las reservas de petróleo y gas existentes deberÃan quedarse en el subsuelo (sin extraerse, por lo menos hasta el 2050).
En las regiones con altas concentraciones de depósitos de petróleo de costo relativamente alto y con alto contenido de carbono, la proporción de recursos que no deben ser extraÃdos es incluso mayor; incluidas las arenas petrolÃferas en Canadá (83%) y el petróleo ultrapesado en América Central y del Sur (73%), detalla en nuevo estudio.