Investigadores de la Universidad de Portsmouth y el Instituto Ucraniano de Radiología Agrícola desarrollaron un método para reevaluar la seguridad de tierras agrícolas afectadas por la radiación tras el desastre nuclear de Chernóbil en 1986.
El estudio, publicado en la revista Journal of Environmental Radioactivity, abre la posibilidad de recuperar extensas regiones en el norte de Ucrania que estuvieron prohibidas para el cultivo durante más de 30 años.
La zona de exclusión y el potencial de recuperación
Desde el accidente, Ucrania estableció dos áreas restringidas:
- Zona de Exclusión de Chernóbil (4.200 km²), un territorio deshabitado convertido en reserva natural.
- Zona de Reasentamiento Obligatorio (2.000 km²), donde miles de personas aún viven, pero sin permiso para invertir en agricultura.
A pesar de las restricciones, algunos agricultores han reiniciado cultivos de manera no oficial, y el nuevo estudio confirma que muchas zonas pueden producir de forma segura.
Validación científica del cultivo seguro
Los investigadores realizaron pruebas en 100 hectáreas de la región de Zhytomyr, utilizando:
- Análisis de muestras de suelo.
- Medición de radiación gamma.
Los resultados demuestran que:
- La dosis de radiación efectiva para trabajadores agrícolas está dentro de los límites seguros.
- Cultivos como papa, cereales, maíz y girasol pueden producirse sin riesgos si se cumplen las normativas de seguridad alimentaria.
Impacto en la seguridad alimentaria y desarrollo rural
El profesor Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth, destacó que la investigación podría ayudar a recuperar hasta 20.000 hectáreas en Ucrania, contribuyendo a la seguridad alimentaria y revitalización rural.
“Este estudio proporciona evidencia científica para reincorporar tierras agrícolas sin poner en riesgo a los consumidores ni a los trabajadores”, afirmó Smith.
Un modelo para otras zonas afectadas por radiación
Los investigadores esperan que este protocolo sirva de referencia para otras regiones afectadas por contaminación radiactiva a largo plazo, asegurando que la ciencia y la evidencia guíen la recuperación responsable de tierras.