La contaminación del aire, el llamado smog, se ha convertido en todo un símbolo de Pekín y otras ciudades de China, pero no es menos grave el deterioro medioambiental de las aguas del país asiático, que ha llevado al Gobierno chino a lanzar un ambicioso plan de limpieza de sus ríos.
Aprobado el pasado 16 de abril por el Consejo de Estado, el plan de 10 puntos fija por primera vez el objetivo de conseguir que el 70 por ciento de las aguas en la cuenca de siete de sus principales ríos, incluyendo el Yangtsé y el Amarillo, estén en buenas condiciones para su uso antes del año 2020.
También ordena la eliminación total de aguas pestilentes o tóxicas en las ciudades del gigante asiático, el castigo a altos cargos que muestren negligencia en la lucha contra la contaminación del agua y la publicación de “listas negras” en las que periódicamente se informe de las ciudades con peor calidad de agua.
El plan ha sido recibido con optimismo, no sólo por la mejora medioambiental que puede conllevar, sino también por las oportunidades de negocio que seguramente presentará a firmas de limpieza de residuos, tratamiento de aguas y otras empresas relacionadas, tanto chinas como extranjeras.
“Nunca es tarde para empezar con este proceso, en el que el Gobierno chino parece decidido a destinar una gran inversión”, afirmóla experta Zhao Feihong, del Instituto de Agua Potable del Ayuntamiento de Pekín.